Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Cantabria (UC) y presentado durante las XXXIX Jornadas de Economía de la Salud, que se están celebrando en Albacete bajo el título 'La transparencia es saludable: la importancia de la rendición de cuentas en Sanidad' ha comprobado como el 30 % de los niños que padecen obesidad infantil también convive en un entorno de bajos ingresos familiares.
Una situación de pobreza que agrava más la alimentación y donde los niños ingieren todo tipo de alimentos no recomendables como bollería industrial sin ningún tipo de control sobre ellos. David Cantarero, uno de los responsables del estudio y profesor de Grupo de Investigación en Economía Pública y de la Salud de la Universidad de Cantabria, ha señalado que "los niños que poseen menos renta en su entorno familiar, comen peor y más tarde, saltándose el desayuno y con mayor consumo de 'snacks' y comida basura", incrementan el riesgo de padecer obesidad infantil.
En este sentido, el grupo de especialistas ha alertado del aumento "muy preocupante" de la obesidad entre la población infantil, según datos la Encuesta Nacional de Salud, con "diferencias enormes entre comunidades autónomas" y un "claro" factor de renta en las desigualdades. Cantarero ha indicado, además, que el problema es una de las "preocupaciones clave" de España, y propone como ayuda un "empujoncito" en políticas públicas, con "medidas que no costarían tanto dinero y que serían coste-efectivas".
Entre las posibles soluciones, el experto ha propuesto evitar la existencia de este tipo de productos en máquinas de vending en centros escolares. Asimismo, ha recalcado que no se trata de "prohibir" esos productos, tan solo de "limitar su acceso" para colaborar en la salud de los más pequeños.
Este experto implicado con las prácticas saludables no sólo en la población infantil sino de manera generalizada también ha señalado en estudios familiares la necesidad de practicar ejercicio físico" moderado pero continuado en el tiempo", no solo para la salud individual sino en forma de ahorros para el sistema de salud, sobre todo en grupos de mediana edad en adelante, a partir de los 45 años.