Caso Esther López: los investigadores buscan pistas en el río Duero y sus canales

La guardia civil traslada en un furgón a Ramón, conocido como el manitas. Tiene 40 años y oculta su rostro cuando los agentes le llevan de nuevo a la casa de su familia para continuar con el registro. Se trata de un hombre violento, así lo reconocen en el pueblo. Hace año y medio agredió con un cuchillo a un vecino durante una discusión ocurrida en un restaurante y estaría relacionado con menudeo de drogas.

Los agentes lo detienen porque dice haber hablado con Esther cinco día después de su desaparición, pero miente. No existe registro de esa llamada. Su casa está a menos de 1 kilómetro de donde se pierde el rastro del móvil de Esther López y además en el momento de su arresto le pillan haciendo las maletas.

Los investigadores se han llevado 10 bolsas del chalet del Manitas

Del chalé, los investigadores se han llevado diez bolsas para analizar y durante toda la mañana han registrado palmo a palmo la vivienda con todo tipo de medios técnicos además de un perro especialista en detectar restos biológicos. La búsqueda se ha ampliado a las aguas del río Duero y de un canal cercano a Traspinedo, donde ya trabaja el grupo de actividades subacuáticas de la Guardia Civil.

En el área donde se busca a Esther cobra ahora aún más relevancia el río y sus canales. En días anteriores, en batidas multitudinarias, ya vimos a algunos vecinos revisando el cauce, pero desde hoy los buceadores especializados de la guardia civil se han sumado a una búsqueda. El aumento de efectivos en el rastreo y la primera detención hasta el momento es motivo de esperanza para la familia. Al menos, para lo que dice el padre de Esther: que se aclare lo que ha pasado.

Desde el lugar donde se pierde la señal del móvil hasta la casa del sospechoso hay unos 11 minutos caminando. Sobre ambos lugares discurre el río Duero, con varias represas y canales, atravesando el territorio donde ahora se centra la búsqueda. Un helicóptero ayuda. Son ya 13 días desde la desaparición y cada hora que pasa es un golpe más en una espera sin resultados.