Las casas cueva de Setenil de las Bodegas, en Cádiz, refugios contra el calor
Las edificaciones, construidas bajo las rocas, mantienen una temperatura constante de 24 grados en invierno y en verano
Son las ocho de la mañana y la temperatura roza ya los treinta grados. Ola de calor. A más de una, a más de uno, les gustaría meterse bajo las piedras. Pues hay un sitio donde literalmente pueden hacerlo, Setenil de las Bodegas, sierra de Cádiz, aquí desde el paleolítico ha habido presencia humana, y se ve que desde entonces sus habitantes le han cogido el gusto. En Setenil buena parte de sus casas están bajo el desfiladero erosionado por el río Guadalporcu. Si, también el nombre del río, es literal.
¿Quiere usted un pitillo?
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Ya son casi las nueve, en la calle Juan (90 años), y un grupo de amigos le hacen burla al calor mientras llega. Saben que, cuando venga de verdad, pronunciarán las palabras mágicas y escaparán de él. Les basta con decir “trágame tierra” y meterse en sus casas.
"Sí, hace fresco. En las casas hace frío", dice Juan. "En las cuevas no hay aire acondicionado, en ninguna, en el interior no se nota el calor. En el verano se está fresquito, en el invierno calentito", añade un contertulio. Juan remata la conversación con una pregunta ¿quiere usted un pitillo? Resulta que Juan, a los noventa, sigue fumándose una cajetilla diaria. Con ese ritmo de vida no hay ola de calor que se le resista.
15 Rue Herrería
Antonio tuvo hace poco más de un año una buena idea, o eso dicen algunos de sus vecinos, impresionados por este emprendedor ya jubilado. Con tanto turista por la calle y tanto calor, por qué no convertir la casa en visitable. Asi nació 15 Rue Herrería, 15 Herrería Street, vamos, la casa de Antonio, "le he dado un poco de publicidad y le he puesto Casa Cueva, la he puesto así al público para que el que quiera entrar que entre y me eche la voluntad”
Dos matrimonios, quizás espantados por las noticias sobre la ola de calor, han entrado en esta especie de casa museo "yo vengo de Cataluña y allí sí que hace calor" dice una, "aquí no hace falta aire acondicionado, ya la roca le da el calor y el frío que necesita" dice otra, "me sorprende como están las casas incrustadas dentro de la roca", "aquí dentro no hay ola de calor” dicen ellos.
Aquí no hace falta aire acondicionado, ya la roca le da el calor y el frío que necesita
Antonio sonríe, voluntad va, voluntad viene, se saca unos 'eurillos' y, desde luego, no se los gasta en aire acondicionado.
Rocas y barro
Es un comercio de alfarería irreal. Los clientes entran a ver, pero también a refrescarse. Sobre los mil y un platos, macetas, botijos, y demás recuerdos frágiles... la enorme roca. Uno no quiere ni pensar que pasaría si la roca se derrumbara sobre los botijos. El propietario tampoco “hombre, no se puede pensar en eso…es una buena roca, sí”.
Las cuevas del sol
Y parece que de verdad es una buena roca, porque a su sombra terrazas y bares hacen de la ola de calor buenos ingresos. La calle se llama, como no podía ser menos, Cuevas del Sol, aunque sólo da sobre ella cuando está muy alto. "Si eso pasa te vas de la terraza al interior y te quitas diez grados de encima". Esa es la respuesta de Tomás, el del bar 'La Tasca', cuando se le pregunta por la famosa ola: “hombre, calor en la calle hace como en todos lados, pero en el interior se está fresquito, se mantiene la temperatura todo el año igual, unos veinticuatro grados en el interior, en invierno y verano”
Ansiedad
El único calor del que hablan por aquí es el que desprendemos los seres humanos. A Setenil -hasta hace bien poco uno de los secretos mejor guardados de Cádiz- llegan ahora cientos de visitantes, de todas las edades, de todas las naciones, de todas las religiones. Rosario y una amiga los ven pasar ante la puerta de su casa. Afirman que hay veces que sufren ataques de ansiedad al ver tanta gente.
La mayoría van de paso, pero el secreto de las casas bajo la roca ha llegado a muchos oídos, y ya son muchas las casas que se restauran para su venta “se están cotizando ahora, porque están rehabilitando muchas con esto del turismo”, asegura un constructor.
Lógico si se piensan las ventajas. Te ahorras unas cuantas paredes y no necesitas aire acondicionado. Si huyen de la ola de calor, ya saben...