La escena que se encontraron los agentes de policía del caso del caníbal de Ventas fue “dantesca”. Llegaron a la vivienda familiar porque una amiga de la víctima, una mujer de 66 años, había denunciado su desaparición.
Alberto Sánchez Gómez le abrió la puerta a la policía y les dejó entrar. “Nunca hemos visto nada igual”, han asegurado los agentes, según publica La Vanguardia.
El chico estaba cocinando a la madre. En el horno había más partes de la mujer cocinada. Estaba repartida en táperes por toda la casa. Algunos de los agentes quedaron en estado de shock y tuvieron que salir de la vivienda.
El caníbal de Ventas había estado comiéndose a su madre y también le había dado a probar al perro. Había cortado el cuerpo en trozos pequeños y con mucha precisión.
Fuentes cercanas al detenido aseguran que Alberto Sánchez consumía la droga caníbal que, además mezclaba con alcohol y marihuana. El joven estuvo de Erasmus en Grecia y personas de su entorno sostienen que esa estancia lo cambió por completo. Llegó a estar hospitalizado en un psiquiátrico.
Los vecinos han explicado que la madre tenía recursos económicos pero que nunca llegaba a fin de mes. El hijo siempre le pedía dinero o se lo robaba. Ella lo había denunciado en varias ocasiones por malos tratos y tenía una orden de alejamiento. Sin embargo, la madre al final lo dejaba entrar en casa para que no estuviera en la calle.