La personas que tienen un ritmo de caminata más lento tienen una esperanza de vida más baja que aquellos que caminan más rápido, según un estudio realizado por investigadores del Instituto Nacional de Investigación en Salud (NIHR, por sus siglas en inglés) del Centro de Investigación Biomédica de Leicester (Reino Unido), una asociación entre los hospitales de Leicester, la Universidad de Leicester y la Universidad de Laughborough.
El estudio, utilizando datos del Biobanco del Reino Unido de 474.919 personas, encontró que las personas con un ritmo al andar habitualmente rápido tienen una larga esperanza de vida en todos los niveles de peso, desde bajo peso hasta obesidad mórbida. La investigación también reveló que las personas con bajo peso que caminan lentamente tienen la menor esperanza de vida, un 64,8 años para los hombres y un 72,4 años para las mujeres.
Estos resultados podrían indicar que "tal vez la condición física sea un mejor indicador de la esperanza de vida que el índice de masa corporal (IMC), y que alentar a la población a participar en una caminata enérgica puede agregar años a sus vidas", ha explicado el profesor de actividad física, conducta sedentaria y salud en la Universidad de Leicester y principal autor del estudio, el profesor Tom Yates.
Por su parte, el coautor del estudio y epidemólogo clínico del Centro de Diabetes de Leicester, el doctor Francesco Zaccardi, ha explicado que, hasta ahora, los estudios publicados han demostrado principalmente el impacto del peso corporal y la actividad física en la mortalidad, sin embargo, "no siempre es fácil interpretar un "riesgo relativo". Por el contrario, la presentación de informes sobre la esperanza de vida es más fácil de interpretar y da una mejor idea de la importancia, separada y conjunta, del índice de masa corporal y la aptitud física".