La búsqueda del Ángeles Alvariño se prolongará una semana más tras encontrar una botella de buceo y sábanas en el fondo del mar que pertenece a Tomás Gimeno. La jueza lo ha autorizado y no es baladí porque el coste es importante, nada menos que 10.000 euros al día. El número identificativo ha sido clave y una cartilla de revisiones y mantenimiento. Cada año se hace una inspección ocular y cada tres años se analiza la estructura de cada botella para que no exista riesgo a la hora de bucear. Las inmersiones se han a 40 metros por lo que no tiene sentido encontrarla a 400 metros a no se que alguien la haya tirado o se haya caído de un barco. Al final se han encontrado a 1.000 metros.
La botella, sí, pertenece a Tomás Gimeno. Hay que constatar que en el fondo del mar se pueden encontrar hasta ordenadores o sillas. El Programa de Ana Rosa ha hablado con una empresa experta en identificación de las botellas. El número de serie, la presión. Todo está troquelado. En la botella hay un adhesivo como si de una ITV se tratara. Y esas pistas han sido suficiente. Y esto qué supone. Que Tomás pudo idear un plan como cree Beatriz o que usó la bombona y los objetos que faltan como el ancla o el cinturón de plomo para lastrar. O a él o a las niñas.
El buque Ángeles Alvariño, entregado al IEO en 2012 y con base operativa en Vigo, tiene 46,70 metros de eslora, 10,50 de manga máxima y 4 de calado. Además, está preparado para albergar a bordo 14 personas entre tripulación y técnicos y a 13 científicos.