Con solo 10 años, Scarlett Langton estuvo a punto de morir en Denton, en Inglaterra. Su corazón dejó de latir ya que su garganta se cerró como consecuencia de un broncoespasmo agudo, un estrechamiento de los bronquios que a menudo va asociado a otras alteraciones como el asma.
Cuando se despertó para ir al colegio, presentaba dolor de garganta, según ha contado su madre, Claire Langton, al 'Manchester Evening News', que quiere que su historia sirva para que otros padres sean conscientes de los peligros de los broncoespasmos.
Como la niña es alérgica, no le dio mayor importancia. No obstante, a lo largo del día, la menor empeoró y se incrementó su dificultad para respirar. De hecho, a la salida del colegio, Claire notó que estaba utilizando "muchísimo" el inhalador, pero no parecía funcionar.
Cuando se dirigían al coche, el rostro de Scarlett se volvió de un tono gris azulado y, antes de desvanecerse en brazos de su madre, le dijo: "Mamá, no me dejes morir".
"La levanté y la agarré con mis brazos", cuenta. "Creía que había muerto. Todos lloraban y gritaban. No puedo decir si estaba respirando, pero no tenía pulso", añade.
Inmediatamente, la trasladó al centro de salud más cercano, donde los médicos la practicaron RCP y utilizaron un desfibrilador ya que la niña había sufrido un paro cardiaco. Entonces, la menor recuperó el pulso y la conciencia y fue trasladada a en ambulancia al Hospital de Niños de Mánchester.
Después de un tratamiento y pruebas adicionales, le dieron el alta. Los médicos determinaron que sufrió un broncoespasmo agudo, por lo que Claire quiere aumentar la conciencia sobre esta condición.