Si metiéramos a todos los estudiantes universitarios de España en una misma clase, más de la mitad serían mujeres, según los datos de la OCDE, pero los porcentajes cambian si analizamos cada especialidad. En ciencias, matemáticas e informática las estudiantes representan el 30%, mientras que en ingeniería son el 23%. Estas disciplinas, reunidas bajo el acrónimo STEM, muestran una brecha de género que profesionales, profesores e investigadores luchan por romper, informa la Agencia Sinc.
Según la octava Encuesta de Percepción Social de la Ciencia que lleva a cabo la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), el interés de las mujeres por estos temas ha crecido en los últimos años, pero sigue por debajo del de los hombres. Un buen número de iniciativas, nacionales e internacionales, buscan cambiar el panorama. Hay buenas razones. Una de ellas es que la ausencia de investigadoras repercute sobre la calidad de la ciencia, como se describía en un estudio publicado recientemente en Nature Human Behaviour.
Cada 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, promovido por la ONU. Sus objetivos son poner fin a los prejuicios, aumentar la inversión en educación y mejorar las perspectivas profesionales de las investigadoras. Porque los sesgos comienzan en el colegio, alimentados por viejos clichés. Un estudio de las universidades de Nueva York, Illinois y Princeton publicado en Science en 2017 llegaba a la conclusión de que una edad tan temprana como los seis años, las niñas se vuelven menos propensas a asociar la brillantez con su propio sexo y tienden a rehuir las actividades catalogadas para niños ‘muy inteligentes’.
Esos mismos sesgos llegan hasta los laboratorios, donde las mujeres reciben menor financiación, tal y como mostró un estudio holandés publicado en PNAS en 2015. También trabajan bajo un techo de cristal que les dificulta alcanzar puestos altos en la jerarquía: las investigadoras representan un 39% de las científicas españolas, pero solo hay tres rectoras. El nombramiento de la química Rosa Menéndez como nueva directora del CSIC hace unos meses es un ejemplo de cómo se intenta cambiar esta situación.
Más de mil eventos por el 11 de febrero
España celebra este día con más de mil eventos repartidos durante todo el mes y coordinados por la plataforma 11 de febrero, un altavoz de las actividades que se pueden hacer estos días. La investigadora de la Universidad de Oviedo Teresa Valdés es una de las caras tras este proyecto que, según explica a Sinc, surgió de la polémica desatada por el Premio Nobel de Medicina Tim Hunt al decir que las mujeres en el laboratorio son un problema. “Te enamoras y luego lloran si las criticas”, aseguró en unas declaraciones que le costaron el puesto en 2015.
Sus desafortunadas palabras fueron el detonante de una campaña en Twitter para hablar de mujeres relevantes en las disciplinas STEM. Al año siguiente nacía 11 de febrero. “Fundamos la plataforma para recopilar información sobre científicas y su situación”, comenta Valdés.
La investigadora intenta resumir las miles de actividades que contiene la plataforma, orientadas a todos los niveles, desde colegios y librerías a museos y centros de investigación. Charlas, cuentacuentos, juegos de preguntas y respuestas, concursos de vídeos, encuentros con científicas, escaparates temáticos en librerías, tertulias, talleres tecnológicos… son solo unas pocas de las incontables iniciativas que encontramos en su web.
“La progresión no se está produciendo al ritmo que debería y si no se ven roles femeninos es muy difícil que a las niñas les resulte atractiva la ciencia”, lamenta Valdés. “Y eso que la sociedad española es madura y considera que científicos y científicas estamos al mismo nivel”.
Hypatia: recursos para cuestionar estereotipos
En Europa encontramos propuestas como Hypatia, un proyecto coordinado por NEMO, el museo de ciencias de Ámsterdam (Países Bajos) y que cuenta con la participación de 15 países, incluido España.
“El objetivo es crear actividades relacionadas con el género muy sencillas que cualquier entidad, como colegios, museos, centros de investigación y empresas, pueda descargar y hacer”, explica la responsable del proyecto en nuestro país, Sonia Garcinuño, del Área de Investigación y Conocimiento de la Fundación “la Caixa”. Ya sea con juegos de cartas o tomando café con científicas, la idea es que los jóvenes de entre 13 y 18 años vean que “todavía tenemos estereotipos aunque no lo creamos. No hay que pensar que una chica va a estar mejor en biología que en una ingeniería”.
¿Dónde están las ingenieras?
Es justo en campos como la ingeniería donde la brecha de género es mayor. Tanto que, lejos de cerrarse, parece abrirse todavía más. La escasez de ingenieras ha llevado a la Real Academia de Ingeniería a desarrollar el proyecto Mujer e Ingeniera, con talleres en colegios y un programa de mentoras en el que las jóvenes graduadas reciben consejo de ingenieras con experiencia.
Centrado en la informática, Technovation Challenge es un concurso internacional para que las niñas aprendan a programar. Desde 2015 ha visitado Barcelona y Madrid y, en la última edición, 55 niñas aragonesas de entre 10 y 18 años han empezado a desarrollar apps para móviles que ayuden a solucionar problemas como el bullying y los accidentes de tráfico. Las finalistas viajarán a Silicon Valley (California, EE UU).
¿Por qué las carreras de Biología y Farmacia están llenas de mujeres pero las ingenierías no? Garcinuño considera que “no hay una oferta inclusiva en género porque están hechas a la antigua usanza” y critica que todavía se venda la imagen de científico excéntrico como Einstein o Sheldon Cooper de The Big Bang Theory.
Barrio Sésamo también se suma
Las marionetas de Barrio Sésamo se han unido a la lucha. En una sección del programa llamada ‘Little Adventures’ los personajes Abby y Lola aprenden de ciencia junto a los espectadores, en muchas ocasiones de boca de científicas de carne y hueso.
Science Grrl, o cómo crear modelos femeninos
Ese es uno de los muchos puntos contra los que lucha la iniciativa británica Science Grrl, que también nació de una polémica: el vídeo de la campaña europea para fomentar la ciencia entre las mujeres —que en España fue criticado bajo el hashtag #CientíficasConTacones—. Hoy, la organización desarrolla actividades por todo el país relacionadas con el papel de las mujeres en ciencia y tecnología.
“Las STEM tienen la imagen de ser cosa de chicos, sobre todo física, ingeniería, matemáticas y ciencias de la computación”, dice una de las responsables de Science Grrl, Heather Williams. Por eso considera que es en casa y en los colegios donde deben empezar a cambiar las cosas: “Los modelos son importantes, pero la visita de una científica a clase no cambiará nada si educadores y padres mantienen los estereotipos de género en la elección de juguetes y libros”.
En Wikipedia, prensa y libros de texto
La brecha de género va más allá de colegios y laboratorios y los grandes proyectos europeos y las actividades organizadas alrededor del 11 de febrero no son la única forma de limarla. La propia Wikipedia ha sido criticada porque solo el 16% son editoras y el número de artículos destinados a mujeres relevantes, STEM incluido, es menor. Por eso la creadora de la Wikiesfera, Patricia Horrillo, organiza ‘editatonas’ con el objetivo de aumentar su número.
Otro lugar donde las investigadoras abundan por su ausencia es en artículos de prensa, conferencias y comités. Para solucionarlo, una comunidad estadounidense formada por más de 20.000 mujeres STEM de un centenar de países, 500 women scientists, ha desarrollado una herramienta para ‘buscar’ científicas’ expertas en cualquier campo.
Es un problema del que Valdés es consciente. “Aparecemos poco en los medios de comunicación, en los libros de texto y materiales didácticos. Si conseguimos que las científicas cuenten su trabajo y la sociedad nos vea, ‘cantará’ mucho si luego no nos citan”.
Muñecas basadas en mujeres reales frente a ciencia 'rosa'
Algunos fabricantes de juguetes también aportan su granito de arena, con más o menos éxito. Lego lanzó una colección de figuras de científicas de la NASA que fue muy bien recibida. A finales del año pasado, la agencia aeroespacial lanzaba su propia muñeca astronauta.
En ocasiones los intentos por acercar la ciencia a las niñas son recibidos con escepticismo. Es lo que sucedió con una línea de juguetes de Famosa, lanzada al abrigo de la serie ‘Proyecto MC2’, y compuesta por productos de “maquillaje científico” y “peluquería científica”. “Las iniciativas que intentan hacer las STEM más femeninas, o que están dirigidas específicamente a chicas pueden tener éxito a la hora de atraerlas”, considera Williams. “Sin embargo, corren el riesgo de dar el mensaje de que las niñas necesitan que las STEM se hagan femeninas para que las entiendan o que necesitan un tratamiento especial para participar. En otras palabras: que no es un territorio que ya tienen derecho a habitar. Esto no ayuda y puede crear barreras”, matiza. En su opinión, hay que anclar las STEM a una “realidad accesible” contando las historias de mujeres reales que estudian estos campos.
Pero los estereotipos no son los únicos que alimentan la brecha de género. Garcinuño culpa también a la ausencia de “una conciliación real en España”, un problema al que la Royal Society (Reino Unido) también ha dedicado una iniciativa para visibilizar cómo es eso de ser científico y padre o madre al mismo tiempo. Valdés va un paso más allá: “Cuando hay muchos fondos en investigación, las mujeres prosperan a la misma velocidad que los hombre.