Solo con echar un vistazo a las imágenes de los conciertos en las fiestas del barcelonés barrio de Sants, podemos comprobar la total ausencia de medidas anticovid. Absolutamente nadie llevaba la mascarilla, ni respetaba la distancia de seguridad, tampoco hay mesas diferenciadas, ni cuadrados en los que la gente pueda estar sin mezclarse. Lo más sorprendente de todo es que esos conciertos tienen aforo, pero la gente se cuela por todos lados.
Otro de los problemas, el de siempre, es que cuando se apaga la música y se cierran los bares, los fiesteros la siguen en las calles y plazas de Barcelona. Hemos podido comprobarlo y no nos ha costado mucho dar con esas fiestas a la intemperie y van preparados. Con altavoces, luces y muchas, muchas botellas. Uno de los que allí están de celebración nos dice que “la juventud tiene que vivir la vida, que llevamos dos años encerrados y tenemos que salir igual”. Otro apunta que “imagínate que ahora nos morimos, ¿qué nos llevaríamos?, pues el virus”.
Eso sí, también como cada noche, toca disolver las fiestas. Los agentes echan de esas plazas a todos los jóvenes que se congregan, no solo porque incumplen las medidas Covid, sino porque no podemos olvidar que los botellones están prohibidos desde hace años.