La localidad toledana de Borox iniciaba este lunes sus fiestas patronales, sin embargo, una tremenda tromba de agua trasformó las principales calles en un río que se llevó por delante las atracciones, las casetas de los feriantes y vehículos.
Los vecinos pasaron de tener unos días de festejos a tener que limpiar y subsanar todos los daños que ha traído consigo la tormenta. “No lo habíamos visto nunca” fue tan rápido que en apenas “unos segundos” que no hubo otra reacción posible más allá de resguardarse cada uno en su casa, mirando desde puertas y ventanas.
La calle principal del pueblo convertida en un canal navegable manejado por un corriente ingobernable. El panorama, una hora después de la riada, no era otro que el de intentar restaurar la normalidad, por eso, los feriantes están trabajando a destajo para despejar la calle y salvar algo del material.
Julio y Luis están vivos de milagro, ya que viven en la zona baja. El panorama era similar en los sótanos de otras viviendas. Esta mañana continuaba el sofoco pero las calles, poco a poco, vuelven a la normalidad. El pueblo entero sigue volcado en la limpieza, mostrando un ánimo: “hay que tomarnos la vida según venga”, a prueba de aluviones.