María Hurtado, psicóloga clínica y colaboradora de AGS Psicólogos Madrid, apunta varios factores: “Por un lado, ha cambiado la estructura de familia tradicional, es decir, en los años 50, 60, 70 hasta los años 80 lo que predominaba era el modelo familiar tradicional, casarse y tener hijos. A partir de los años 80, con la Ley del Divorcio, aparecen las separaciones y, también, a medida que van pasando los años, va cambiando ese modelo de familia, en el cual ya no es tanto padre, madre con hijos, que era un poco lo que la sociedad podía marcar, sino que también existen familias monoparentales, se vuelven a formar nuevas familias a raíz de separaciones, en las cuales también se integran hijos de un lado y del otro”.
En segundo lugar, Hurtado indica que “otro factor importantísimo es los años de crisis que hemos tenido” ya que, “lamentablemente, parejas que sí habrían querido separarse no lo han podido hacer porque las causas económicas no se lo han permitido o también puede ser que no se hayan podido permitir la inversión que puede suponer casarse”.
La psicóloga también apunta a cambios en la mentalidad de la sociedad ya que casarse no es ahora “lo más común, no es tan normal” porque existen otras formas de compartir la vida como “irse a vivir juntos”.
Según los datos del INE, los matrimonios en los que se ha producido un mayor descenso son en las uniones en las que ambos cónyuges son españoles y entre cónyuges de distinto sexo. En cambio, hay un aumento considerable, del 7,34%, de matrimonios en los que los cónyuges son del mismo sexo y en los que uno (4,88%) o ambos cónyuges (3,63%) son extranjeros.
Para María Hurtado, en el caso de que ambos cónyuges sean del mismo sexo puede deberse a una evolución de la sociedad, que “se ha modernizado, ha evolucionado por suerte y está entendiendo y aceptando un modelo que siempre ha existido pero no siempre ha estado muy aceptado hasta estos últimos tiempos”.
Sobre los matrimonios con o entre extranjeros, apunta a una “variable legal para regularizar la situación y acceder a unos derechos que, de otra manera no se pueden tener”.
Si el descenso en el número de bodas va en aumento, “quizás nos tendríamos que plantear o reflexionar sobre el modelo de sistema que recoge la legalidad porque hay otras formas de vida en las que no tienes por qué obligatoriamente casarte” y que también forman parte de la sociedad, apunta la psicóloga.
Sobre el descenso en divorcios y separaciones que, según los datos del Servicio de Estadística del Consejo General del Poder Judicial del último trimestre del año, Hurtado señala que hay un aumento considerable de parejas que demandan terapia. “En AGS Psicólogos el 50% de nuestra demanda es terapia de pareja. ¿Por qué? Evidentemente las nuevas estructuras, las nuevas formas, las nuevas parejas que se están dando también implican una serie de dificultades que, a veces, la pareja no sabe o no puede abordar y por eso necesitan una ayuda externa, ajena y objetiva que les ayude a analizar la situación y poder reconducirla”.
Respecto a estas familias reconstituidas, que vienen de separaciones y divorcios, “por un lado, tienen un trabajo por delante que es ser capaces de poder convivir dos personas que, a su vez traen su familia, que son los hijos, y que entre todos puedan encontrar un punto en común porque muchas veces vienen de estilos educativos diferentes, formas de pensar diferentes, valores, diferentes o iguales, pero hay que buscar un punto en común para ser capaces de lanzar ese nuevo proyecto de familia”.
En estos casos, “ese objetivo de casarse no es lo más importante porque también hay un vínculo anterior, hay alguna regulación en ese sentido, y volver otra vez a dirigirse a una boda también supone tener que regularizar la situación que pudieran tener anteriormente y es tan lioso que no es el objetivo primordial”, señala.
¿Y qué ocurrirá con las relaciones del futuro?
Hurtado cree que va a haber diversos modelos de familia y, de hecho, lo que estamos viendo es, para ella, “un principio”.
“Seguimos viendo ese modelo tradicional familiar (padre, madre e hijos) pero también se empiezan a ver con más normalidad tanto familias en las cuales los dos miembros son de un mismo sexo, familias monoparentales, familias que se reconstituyen porque vienen de separaciones o divorcios y se vinculan trayendo a sus hijos”.