Comienza el verano y se avecinan días de calorcito -este fin de semana se superarán los 35ºC en algunos puntos de Andalucía- y de alta radiación ultravioleta. Además de las recomendaciones tradicionales, a las que no deberíamos hacer oídos sordos (beber mucha agua, evitar realizar esfuerzo físico en las horas que más calienta el sol, utilizar cremas solares...), podemos llevar a cabo alguna medida complementaria a través de nuestra forma de vestir, que nos ayudará si tenemos que estar un buen rato expuestos al sol.
En estos casos, a la hora de elegir el color de nuestro vestuario, la lógica nos empuja al blanco. De hecho, es cierto que este color (y en general todos los claros) en la ropa refleja las ondas luminosas provenientes del sol y evita que el calor se concentre en nuestras prendas. Sin embargo, una ropa oscura ofrece mayor grado de protección contra los rayos UVA que los tejidos claros.
En el desierto, ¿elegimos negro?
Esto explicaría por qué pueblos como los tuaregs del desierto del Sáhara visten con colores oscuros y van tapados hasta los ojos. No es de extrañar, ya que ir bien cubiertos supone una buena protección ante los rayos de sol y ante las ventiscas de arena. De este modo, con una lógica ancestral, los tuaregs, al vestirse con sus túnicas oscuras, se están protegiendo del riesgo de sufrir enfermedades en la piel.
Los tuareg han sido conscientes de que las telas con un tejido más tupido ofrecen una mejor protección que las telas con un tejido más suelto. Y, además, cuentan con otro factor clave: la amplitud de su ropa genera refrescantes corrientes de aire internas.
Las tiendas de los beduinos también son oscuras
Un ejemplo similar encontramos en las tiendas de campaña de los beduinos, que utilizan toldos oscuros, ya que al absorber más la luz aportan menos radiación lumínica, es decir, dan más sombra en su interior.
Pero de este modo, nos volvemos a encontrar con el problema de la concentración de calor que aportan las telas oscuras frente a las más claras. Entonces, ¿cómo lo solucionan en el desierto? Pues manteniendo las tiendas abiertas durante el día. Con ello se crea una corriente de convección que hace que el aire, al entrar en contacto con el candente toldo, se caliente más y ascienda, abandonando así la tienda por la parte superior y creando una fuerza de aspiración con aire más fresco en la parte inferior que consigue mantener la tienda a una temperatura mucho más agradable.
La prenda ideal para protegernos del sol
Tras saber que el negro ofrece mayor protección contra los rayos UVA y que cuanto más tapaditos, mejor ¿qué nos ponemos para protegernos del sol este verano?
Lo ideal para estar plenamente seguros ante las radiaciones solares sería una prenda gruesa, con gran densidad de fibras y de color negro… aunque es cierto que podríamos asfixiarnos en el intento.
Para evitarlo tendríamos que usar prendas de vestir frescas, que cubran la mayor parte de la superficie corporal y que sean ligeras. La realidad es que resulta difícil combatir el calor con ropas claras y, al mismo tiempo, protegernos de las radiaciones solares; al igual que es difícil combatir los rayos UVA con ropas oscuras y no acumular calor...
Algunas soluciones
Existen prendas especiales, más habituales en países como Australia, que garantizan protecciones solares. El factor de protección ultravioleta (FPU) de un tejido es como el equivalente al factor de protección en cremas solares, y ya existe una clasificación que supone que, por ejemplo, un FPU 30 significa que solo 1/30 de los rayos ultravioleta atraviesan ese tejido alcanzando la piel.
Este factor varía en función de características como los espacios entre los hilos del tejido o la tensión con la que se ha realizado. El algodón y el lino tienen menos FPU que la lana. Otra variable a tener en cuenta es la humedad: si nos bañamos con una camiseta blanca puesta, por ejemplo, el FPU baja.
Otra posible opción es lavar nuestras prendas con determinados detergentes especiales que, al usarse sobre la ropa, aportan FPU a través de cristales microscópicos que dificultan que los rayos UV penetren en el tejido.
Quizá todo ello nos parezca excesivo, pero teniendo en cuenta la incidencia del cáncer de piel parece que las recomendaciones, y el saber de pueblos tan experimentados como los tuaregs, no sobran.