Unos 700.000 jóvenes españoles reconocen consumir cinco o más copas o cañas en un plazo de menos de dos horas. Este es el impactante dato proporcionado por la última Encuesta Estatal sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias que confirma la implantación de una nueva tendencia conocida como 'binge drinking'.
Se trata de un fenómeno importado de los países anglosajones, el cual ha convertido el consumo de alcohol entre los jóvenes en una carrera contrarreloj: grandes ingestas en el menor tiempo posible. Los datos de este que recoge datos del año 2016 han vuelto a ganar trascendencia a raíz del Primer Encuentro de Investigaciones en Adicciones, el cual ha sido inaugurado por la ministra de Sanidad en funciones, María Luisa Carcedo. Esta, ha aprovechado para recordar a los jóvenes que no hay "ningún consumo seguro".
Según el estudio, uno de cada tres estudiantes de 14 a 18 años, espectro de edad que conforma la encuesta, reconoce haber practicado este tipo de ingesta de alcohol en los últimos treinta días. Esta tendencia, no hace sino consolidarse con la edad, pues el 58.9 por ciento de los hombres de 18 años y el 54% de mujeres de la misma edad la ha practicado en los últimos treinta días.
Otro dato relevante derivado de la intervención de Carcedo es el que revela que en el año 2016 unos 6.000 menores sufrieron un coma etílico, un riesgo asociado a este tipo de prácticas en las que se beben grandes cantidades de alcohol en poco tiempo.
Según el catedrático de Psicobiología de la Universidad de Santiago de Compostela, Fernando Cadaveira, también presente en el encuentro, aseguraba que el consumo de alcohol produce cambios en la estructura cerebral de los jóvenes.
"El cerebro del adolescente es más vulnerable porque está en proceso de maduración, ya que se calcula que sigue madurando hasta los 25 o más años", aseguraba el experto.
Otro dato revelador del estudio de 2016 gira en torno al consumo de tabaco. Pese a que las iniciativas gubernamentales y estatales llevadas a cabo para reducir su consumo entre la población, este sufrió un repunte en 2016 con respecto a 2014 según lo dispuesto en la investigación.
Después de una caída en el anterior periodo de dos años, en los dos siguientes el 25.6% de los hombres reconocía haber consumido consumir tabaco en los últimos treinta días, algo más de un punto con respecto a 2014. Por su parte, las mujeres aumentaban casi dos puntos el consumo de tabaco en este periodo hasta un total del 29% de las encuestadas.