La aparición de las bicicletas eléctricas ha sido toda una revolución y un efecto contagio. El problema es que a pesar de ser un medio de transporte, no tiene ningún tipo de regulación nacional, cada ayuntamiento estipula las normas. Ahora, Bilbao se suma a poner orden con este transporte.
En Bilbao, 50.000 personas a la semana usan este tipo de vehículos para moverse por la ciudad. El servicio se inauguró a finales de octubre de 2018 y los usuarios no han dejado de aumentar. En el último año, el uso ha crecido un 56% y ha aumentado en 823.376 más en el primer semestre de 2019. Cualquier persona con 20 euros al año y mayor de 16 años puede alquilar las bicis. Sin embargo, al ayuntamiento le preocupa que muchos de los usuarios no tienen ningún conocimiento de seguridad vial.
Por eso, el consistorio pedirá en un par de meses el carnet de conducir o un cursillo de tráfico para poder alquilarlas, además de una tarjeta de crédito para controlar mejor quién hace uso de ellas y qué hace.
El Reglamento General de Circulación contiene varios puntos destinados al uso de la bicicleta, pero no trata la categoría de las eléctricas, y muchos de los apartados se refieren a la circulación en las vías interurbanas. El casco es aconsejado en ciudad y solamente se permite llevar un pasajero, en asiento adicional homologado, si es menor de siete años y el conductor es mayor de edad. Las normas más específicas son dictadas por orden municipal. En Bilbao, por ejemplo, se prohíbe la circulación por las aceras (aunque muchos lo incumplen), con multas de 150 euros y seis meses de suspensión del servicio para los abonados.
En otros países ya existe una regulación para este tipo de vehículos nuevos. En Israel, desde enero existe una licencia, denominada A3, que pueden obtener los mayores de 15 años tras aprobar un examen teórico de 30 preguntas sobre leyes de tráfico, seguridad vial de los vehículos eléctricos y derechos de los peatones.
En los Países Bajos, los alumnos con 12 años tienen que hacer una prueba de conducción de bicicletas. Primero responden a 25 preguntas y después hacen la prueba práctica, que consiste en realizar un recorrido en bicicleta de 6 kilómetros y en una situación de tráfico real.
En París, hay multas de 135 euros por utilizar patinetes eléctricos en las aceras y de 35 euros por “estacionamiento antisocial”. En Reino Unido, no se permite circular con este tipo de transporte ni por la calzada ni por las aceras.