El jurado popular ha declarado este viernes por unanimidad culpable de todos los cargos de los que se le acusaba --asesinato, agresión sexual y detención ilegal-- a Bernardo Montoya, el hombre acusado de agredir sexualmente y asesinar en el mes de diciembre de 2018 a Laura Luelmo, la profesora zamorana de 26 años, en la localidad de El Campillo (Huelva).
La lectura del veredicto ha tenido lugar poco después de las 18.00 horas después de alrededor de cinco de deliberación de los cinco hombres y cuatro mujeres que componen el jurado, que han debido de contestar y motivar un total de 19 preguntas.
Tras ello, tanto la Fiscalía como las acusaciones que ejercen la familia y la Junta de Andalucía han mantenido las peticiones de pena anunciadas ayer, según han informado fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA).
Las tres partes solicitan las mismas penas, 20 años de cárcel por un delito de detención ilegal, 12 por el de agresión sexual y prisión permanente revisable por el de asesinato.
Tras conocer el veredicto el magistrado-presidente del juicio, Florentino G. Ruiz Yamuza, tendrá que dictar sentencia de acuerdo con lo manifestado por las partes y en el sentido en que se ha pronunciado el jurado.
Nada más conocerse la decisión, Francisco Luelmo, tío de Laura Luelmo y abogado de la acusación particular, ha leído un comunicado en nombre de la familia Luelmo Hernández.
Con la voz quebrada, ha mostrado su agradecimiento a todos los profesionales implicados en el caso y a los vecinos de El Campillo que les ayudaron en tan complicado trance.
La decisión del jurado popular se conoce cuando se estaba a punto de cumplir tres años del brutal asesinato y violación de Laura Luelmo.
Bernardo Montoya se enfrenta ahora a una petición del Ministerio Fiscal de 20 años por el delito de detención ilegal, doce por agresión sexual y prisión permanente revisable por el asesinato, así como la prohibición de aproximación y comunicación con los padres y hermanos de la víctima y de acudir y de residir en la provincia de Zamora, así como pide que se le imponga la obligación de participar en programas de educación sexual.
Respecto a la responsabilidad civil, la Fiscalía ha pedido que el ahora condenado indemnice a los padres de la fallecida en la cantidad de 300.000 euros, y a los dos hermanos de la misma, en la cantidad de 50.000 euros a cada uno de ellos.
Durante el juicio, Bernardo Montoya ha negado "hasta la muerte" haber agredido sexualmente a Laura Luelmo, un testimonio que busca eludir la condena a prisión preventiva revisable que sólo es aplicable en casos de agresión sexual completa con la concurrencia de asesinato.
Sobre la autoría del asesinato de Laura Luelmo, Montoya mantiene la versión de que fue Josefa, una expareja suya la que mató a la joven profesora zamorana por celos.
Montoya también ha reconocido durante su declaración que "sin comas ni sombras" transportó el cuerpo de Laura Luelmo y que posteriormente usó una manta para cubrirlo, momento que su defensa considera trascendental para explicar la presencia de restos biológicos del condenado en el cuerpo de la víctima.
En su última comparecencia ante el tribunal y el jurado, Bernardo Montoya hizo uso de su derecho a su última palabra para pedir perdón a la familia de la víctima e insistir en que es inocente de todos los cargos que se le imputan.
Los miembros el jurado también pudieron escuchar los testimonios de los médicos forenses que realizaron la autopsia al cuerpo de Laura Luelmo. En sus declaraciones indicaron que hallaron "restos biológicos de Bernardo Montoya, no semen".
La desaparición de Laura Luelmo se produjo el 12 de diciembre de 2018, apenas cuatro días después de que se trasladara a vivir a El Campillo para cubrir una baja de la especialidad de Plástica en el instituto de Educación Secundaria Vázquez Díaz de un pueblo cercano, Nerva.
Cinco días más tarde, tras largas batidas por la zona en la que participaron centenares de voluntarios, su cuerpo fue hallado en un lugar conocido como Las Mimbreras.
Al día siguiente fue detenido Montoya, un vecino del pueblo que residía en una vivienda frente a la de la joven y que tenía con antecedentes por asesinato.
Laura era consciente de que ese vecino la miraba constantemente, la observaba, casi la vigilaba. Se lo comunicó en su última conversación a su novio Teófilo. Trágica premonición.
Según el relato de los hechos presentado por el fiscal, entre las 17,25 horas y las 17,30 horas del día 12 de diciembre de 2018 "abordó a la joven, quien regresaba a su domicilio tras hacer la compra en un supermercado cercano".
Montoya, que era vecino de enfrente de la joven zamorana, "sorprendió a la víctima" la introdujo a la fuerza en su domicilio, donde la golpeó y después de dejarla "malherida y muy debilitada", la agredió sexualmente, siempre "imposibilitándole cualquier tipo de defensa".
Después, "para evitar que se conociera tanto la comisión del delito que acababa de cometer como que él era el autor, con ánimo de acabar con la vida de Laura, pero no sin antes someterla a padecimientos innecesarios y un sufrimiento más intenso que el necesario para causarle la muerte, le propinó más golpes", y finalmente, le asestó "un fuerte golpe en la cabeza con un objeto contundente", culminando los hechos con el fallecimiento de la chica.
Según la autopsia del cadáver de Laura luemo, presentaba más de cuarenta lesiones por todo el cuerpo,
Posteriormente, sobre las 18,42 horas, la introdujo en el maletero de su vehículo para, entre las 19,16 horas y las 19,25 horas, llegar y arrojar el cuerpo en una zona de difícil acceso y entre matorrales conocida como Las Mimbreras, situada en la carretera nacional N-435 en el punto kilométrico 166.
Según los informes de los forenses, el cuerpo de Laura Luelo presentaba más de cuarenta lesiones por todo el cuerpo, pero fue el golpe con una piedra en la cabeza lo que acabó con su vida. Los investigadores encontraron restos biológicos de Bernardo Montoya aunque no restos de semen.
Bernardo Montoya fue siempre el principal sospechoso por el asesinato y violación de Laura Luelmo. Los investigadores lo tuvieron controlado desde el princio. Su hermano gemelo también tuvo esa consideración pero tenía una coartada: cuando ocurrieon los hechos estaba en prisión.
Todo comenzó en 1995. Ese año fue asesinada Cecilia, una anciana de 82 años. Tuvo la mala fortuna de encontrar a Bernardo Montoya en el momento en el que intentaba robar en su casa. La hirió con una puñalada en la garganta, pero la dejó viva.
La tragedia parecía despejada, pero la anciana denunció el hecho y Bernardo fue detenido y puesto en libertad a la espera de juicio. Fue la perdición para Cecilia. Bernardo volvió a casa de Cecilia y acabó con ella de otra puñalada. Fue la perdición para él porque al final fue declarado culpable y condenado a la cárcel. Una condena de 17 años y nueve meses fue la sentencia en la que se tomaron como atenuantes las adicciones del condenado.
Bernardo Montoya salió de prisión tras cumplir, otra condena, esta vez de dos años y diez meses por dos robos con violencia. De hecho, en uno de ellos una mujer le acusó de haber intentado violarla.
Bernardo Montoya, de 50 años, de aspecto rudo, intimidante, llevaba apenas dos meses en libertad tras cumplir dos condenas, según consta en los registros penitenciarios.
Se da la circunstancia de que Bernardo Montoya es hermano gemelo de Luciano, quien despertó las primeras sospechas en relación con el asesinato, aunque fue descartado por los investigadores ya que este segundo estaba el día 12 de diciembre, cuando desaparece Laura, interno en la prisión de Ocaña (Toledo) por el asesinato de otra mujer. Luciano obtuvo un permiso, pero fue el lunes.
En estos dos meses una presencia llegó nueva al pueblo de El Campillo. Llegó, Laura, una joven de 26 años con toda la vida por delante y con la ilusión de enseñar. Había recorrido media España para lograrlo.