Si algo esta más claro que el agua en Benidoleig es que la lotería no se fía porque por culpa de la lotería en este pueblo hay unos cuantos vecinos que ya no se hablan y que han dejado de ser amigos. Ni el panadero, ni la mujer del alcalde, ni Joaquina se dirigen ya la palabra. Más de un millón de euros tiene la culpa. Ya son cinco años los que llevan litigando y como ocurre en los pueblos, hay partidarios de ambas partes.
La historia es la siguiente. Joaquina compraba números de la lotería nacional de los sábados y la repartía con cuatro personas. El 23 de octubre de 2014, el número 44386 de la lotería Nacional fue premiado. ¿Y qué hizo Joaquina? Se quedó con el décimo que llevaba la fracción quinta el gordo de 1.170.000 euros y les dio a los otros los que no tenían serie premiada.. 30.000 euros para cada uno. Hizo real el dicho del que reparte se lleva la mejor parte.
La Audiencia Provincial de Alicante condenó a Joaquina a año y medio de cárcel y repartir el dinero al considerar que que la mujer había cometido un delito de apropiación indebida ya que entendía que a los tres participantes a los que entregó los décimos después de haberse celebrado el sorteo tenían derecho a la parte proporcional del premio, incluido el especial a la serie. Pero ahora, cosas veredes, el Supremo dice que no, que el premio es para ella. Señaló el Supremo que antes de que se celebra el sorteo la acusada entregó aleatoriamente a dos personas del grupo sendos décimos del número 44.386 que, posteriormente, resultó premiado. Una vez celebrado el sorteo, repartió otros dos décimos a otras dos personas del grupo e informó del premio a otra, con la que jugaba el 50 por ciento de un décimo, pero ella se quedó con el premio especial.
El Supremo consideró que este argumento entra en colisión con el hecho declarado probado de la Audiencia, cuando precisa que "no se habían determinado las fracciones que correspondían a cada uno de ellos" y "sin que ninguno de los participantes en el juego tuvieran reservada en exclusiva una determinada fracción. La recurrente, en opinión del Supremo, cumplió con la obligación asumida, repartir los décimos de los números de la lotería adquiridos, trasmitiendo a cada uno de los jugadores la parte que había comprado, y lo hace incluso cuando sabe que está premiado. Consecuentemente, la acusada repartió los billetes premiados en la cuantía que cada uno jugaba, el contrato se cumplió", explicaba la sentencia.
El dinero, por ahora, está inmovilizado porque se ha interpuesto un recurso por lo civil, lo que garantiza que al menos durante un año más nadie cobrará y el caso seguirá en los tribunales. Ni que decir tiene que Joaquina ya no compra el pan en el pueblo.
Esto es un caso, pero sirve como aviso a navegantes de los estragos que puede causar la lotería. No solo porque los que la ganan,en muchos casos, son capaces de arruinar su vida ene el camino, sino porque la justicia ya está dejando muy claro que el hecho de compartir lotería no es un juego, nunca mejor dicho. Hay algunas instrucciones que hay que tener en cuenta para evitar convertirse en un nuevo caso Joaquina.
La OCU recuerda que un décimo de lotería es un documento al portador, es decir, que el premio lo recibe quien lo tiene en su poder. Por este motivo, si se comparte el boleto, el depositario del mismo debe fotocopiarlo y entregar a cada participante una copia firmada (con el nombre y DNI del depositario) en la que se indique que la persona juega en ese número, serie, fracción y sorteo, una cantidad de euros determinada.
Si no se quiere hacer una fotocopia, en la actualidad también se puede enviar una foto del décimo por correo electrónico o por mensajería instantánea como WhatsApp. Si se emplea éste método, deben aparecer los datos del depositario, los participantes y la participación de cada uno. "Si la otra parte impugna esa prueba por considerar que se ha manipulado, habría que demostrarlo", avisa.
En el caso de las parejas sentimentales, la organización aclara que si el matrimonio es en gananciales, se repartiría en partes iguales, mientras que si el régimen económico fuera de separación de bienes, el premio del sorteo de la Lotería de Navidad es del que lo ha comprado, salvo que se acredite que se ha comprado a medias.
Si se pierde o se sufre el robo del décimo, la OCU destaca que es "fundamental" denunciarlo ante la Policía Nacional o la Guardia Civil del lugar donde ocurrió el hecho, precisa que en la denuncia se debe hacer constar el mayor número de datos posible y todas las circunstancias del hecho, aportar posibles pruebas (fotos o fotocopias del décimo), identificando claramente el documento número, serie y fracción. Es necesario comunicar por escrito el hecho a la sociedad estatal de Loterías y Apuestas del Estado. "Con la denuncia es posible paralizar el pago hasta que el juez resuelva quién es el verdadero dueño", recalca.
Por otro lado, si se va a cobrar un premio compartido, la OCU aconseja identificar en el banco a cada ganador y su porcentaje de participación. La organización señala que los bancos pueden abonar el premio entero en la cuenta de la persona que ya es titular de una cuenta en esa entidad y que después repartirá según lo convenido.
La OCU recomienda también no cobrar el premio solo una persona sin identificar a los otros participantes, ya que al repartirlo puede parecer que está donando el dinero, lo que obligaría al pago del impuesto de donaciones. Si el décimo es compartido, hay que tener en cuenta que Hacienda retiene automáticamente el 20% de la parte del premio que exceda del mínimo exento de 20.000 euros y de 40.000 euros a partir de 2020 por cada décimo, no por cada persona agraciada. Es decir, se descuenta el impuesto y después se reparte la cantidad neta entre los partícipes. El premio no se declara en el IRPF, los rendimientos que genere, sí.
Por otro lado, si el décimo se estropea hay que enviarlo a la Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado, que determinará si se puede cobrar el premio, y si está muy irreconocible, será la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre la que se pronuncie. "No se debe intentar recomponerlo y debe entregarse en un sobre de plástico", ha señalado.
Tres de cada cuatro españoles que compran Lotería lo comparten con otras personas. Ahora, con el avance de las tecnologías, los tradicionales boletos de papel están quedando relegados, dotando de mayor importancia a otros medios digitales, ya sean redes sociales o sistemas de mensajería instantánea como WhatsApp. No está de más tomar algunas precauciones, como indica el Grupo DAS, para que Whatsapp sea considerado como una prueba fidedigna y apta que acredite nuestra participación en un número que resulte agraciado.
En primer lugar, se recomienda crear un grupo específico para el sorteo de Navidad y que estén los contactos que participan del número. Además, se ha de enviar una imagen del número que se juega, donde se vea claramente todos los datos del décimo.
Se ha de indicar en un mensaje la persona que se considere el 'depositario', es decir, el que custodiará el décimo. No obstante, el grupo estará formado por personas de nuestra confianza, por lo que, en el caso de que nos toque, "siempre contaremos con la identificación de las personas que conformen el grupo y participen del número".
Por otro lado, y aunque pudiera parecer de desconfiado, es aconsejable guardar los mensajes del grupo y enviarlos al correo electrónico para salvaguardar la información ante posibles contratiempos con el dispositivo móvil o posibles errores de la aplicación.
El depositario debe tomar algunas medidas de precaución, ya que no solo es responsable del importe proporcional de adquisición del número sino también, del premio que pudiera tocar. Por este motivo, es recomendable que el depositario, en caso de pérdida del décimo, presente una denuncia ante las autoridades policiales, identificando el número, la serie y la fracción. Todo para no acabar como Joaquina y sus antiguos amigos del pueblo de Benidoleig.