Debemos tomar conciencia de la fragilidad que conlleva el cuerpo de un bebé ya que lo que para algunos puede ser un gesto para “calmarle”, como es agitarle, puede causarle lesiones de gravedad.
Un bebé no tiene musculatura en su cuello y al zarandearlo, su cabeza se mueve bruscamente golpeando el cerebro contra el cráneo y es posible provocarle lesiones cerebrales muy importantes, problemas de visión, fracturas costales, asfixia e incluso la muerte.
Los especialistas del Hospital 12 de Octubre, explican que este tipo de movimientos realizados por adultos no suelen ser premeditados y ocurren en momentos de desesperación ante la imposibilidad de calmar al bebé. Aunque el síndrome puede tener lugar en todos los niveles socioeconómicos y culturales, son factores de riesgo la juventud de los padres, el aislamiento social y familiar, los embarazos no deseados y niños irritables o con problemas de neurodesarrollo.
Desde el Hospital 12 de Octubre en colaboración con la Mutua Madrileña, destacan unas pautas para actuar cuando el bebé llora.