Estas fechas navideñas son un calvario para muchos cuando las calles se llenan de petardos, bengalas y cohetes. No solo lo sufren los animales de compañía sino que también afecta a personas mayores, niños, o personas que tengan problemas cognitivos, como el autismo.
Alba Delgado, concejala de desarrollo sostenible del ayuntamiento de Barakaldo, explicaba que a pesar de que la pirotecnia sea una costumbre en nuestro país no se puede permanecer ajeno a los daños que sufren los más vulnerables. “Las tradiciones no están por encima de la salud” defendía. Por esto, en Barakaldo, Vizcaya, se ha iniciado la campaña de sensibilización “Tápate las orejas solo por el frío” cuya finalidad es concienciar a la gente para que a la hora de utilizar artefactos pirotécnicos tengan en cuenta el riesgo que puede tener para ellos mismos y para los que los rodean.
En esta localidad son conscientes de que el abuso de pirotecnia perjudica a estos colectivos más vulnerables. Para la campaña han elaborado un vídeo y un llamativo cartel con viñetas que representan a un niño, una persona mayor y un perro sufriendo el ruido de los cohetes. Además, han repartido 1.200 orejeras entre los vecinos para que identifiquen esta prenda únicamente con el frío y no con el ruido.
Los perros son probablemente el colectivo más afectado debido a que tienen mayor sensibilidad auditiva. Los ruidos de la pirotecnia producen en ellos efectos como la ansiedad, taquicardias e incluso en algunos casos hasta un fallo cardiaco, afirma el veterinario José Miguel Relloso. Además se ha estado usando durante muchos años un fármaco que parecía que tranquilizaba a los animales pero que se ha demostrado que simplemente les corta la capacidad de reaccionar. “En estos casos la fobia suele ir a peor ya que los estímulos siguen existiendo pero no tienen la capacidad de huir” explica Relloso.
Lo más recomendable para las mascotas es bajar las persianas, subir la tele o poner música para intentar paliar los efectos. Una asociación animalista ha elaborado un spot en el que somete a sonidos molestos a varios dueños de perros. El objetivo es que imaginen lo que sufren sus mascotas. Los animales escuchan tres veces más fuerte que los humanos y además corren el riesgo de huir y perderse para siempre. Por eso, hay que tomar muchas precauciones.