"Llevo tres meses sin poder visitar a mi familia en Menorca porque resido en Barcelona, pero miles de turistas alemanes sí que podrán visitar la que es mi casa". Bárbara resume así el sentimiento de muchos españoles nacidos en las Islas Baleares que, viviendo en la península, deben seguir cumpliendo con las restricciones del estado de alarma. Mientras, el Gobierno da luz verde a la llegada de 10.900 turistas a las islas a partir del lunes 15 de junio.
La llamada "prueba piloto" del Govern de las Islas Baleares, respaldado por el Estado, será la primera toma de contacto del país con el turismo extranjero y permitirá "aprender para que nuestro país sea reconocido como destino turístico de seguridad sanitaria", en palabras del presidente Pedro Sánchez. Sin embargo, la iniciativa no ha sido bien recibida por baleares como Bárbara.
Ella vive en la ciudad condal y explica que ha tomado su céntrico piso de 40 metros cuadrados como primera residencia (a pesar de que esta la mantiene en la menorquina Ciutadella) y esgrime la excusa de la "responsabilidad" para no haber vuelto para ver a su familia ni para pasar el confinamiento con los suyos. "Tenía un vuelo para ir a Menorca el 13 de marzo, cuando el Gobierno anunció el decreto de estado de alarma, pero decidí cancelarlo... la idea de volver y esparcir el COVID-19 no me hace gracia".
Los únicos movimientos permitidos entre provincias (o regiones sanitarias) y comunidades son los que se hacen por motivos laborales o para volver a la primera residencia. Por ello, Bárbara considera que esta primera apertura turística en tiempos de coronavirus establece "desigualdades" entre ciudadanos de la Unión Europea: "Los políticos dan privilegios a los turistas extranjeros mientras que nosotros seguimos rigiéndonos por el estado de alarma".
Un sentimiento agravado después de tres meses en los que Bárbara asegura haber cumplido a rajatabla con las restricciones del estado de alarma: los paseos de un máximo de una hora y las compras justas y con sentido común han marcado su rutina durante el confinamiento, según explica. Algo que le ha llevado a sentirse "una estúpida por hacer las cosas bien: al saber que los turistas podrán ir a Menorca antes de lo que lo haré yo, me llevé un disgusto enorme".
Carla, por su parte, pretende poner remedio a su situación, la misma que comparte con Bárbara, y planea volver con su familia la semana que viene, cuando Mataró, su lugar habitual de residencia, aún no haya alcanzado la fase 3 según lo previsto. Esta menorquina no ve a sus padres, hermano, abuelas, tíos y primos desde el 8 de marzo ("nunca había estado tanto tiempo sin verlos", apunta) y se escandalizó al conocer los planes del Govern. Sobre todo al percatarse que su isla iba a ser el "conejillo de indias" del resto del Estado en la vuelta de la actividad turística. Precisamente, los planes del Gobierno con esta iniciativa pasan por "verificar todas las medidas de seguridad que se aplicarán en la temporada turística", en palabras de Sánchez.
La indignación de Carla, sin embargo, se disipó después de valorar los motivos económicos que hay detrás de la llegada de los 10.900 alemanes, el 0,9% del volumen total de turistas llegados en las mismas fechas del 2019. Según apunta, "el turismo es el motor de Menorca, así que vi las ventajas económicas y acabé entendiendo las razones".
Precisamente, actividades como la hostelería, el comercio y los transportes, vinculadas al turismo, aportan 9.500 millones de euros a las cuentas de la comunidad balear, el 34,8% del PIB de las islas, según el estudio 'Marco Input-Output de Baleares 2014', presentado por el Govern en diciembre del año pasado. Esto lleva a Borja a ver también con buenos ojos los planes del Govern, consciente de la necesidad de salvar la mayor cantidad de negocios necesitados de aprovechar como sea la temporada de verano. "Todo lo que sea impulsar la economía es bueno, pero poniendo la salud de las personas siempre por delante".
Eso sí, Borja valoraría positivamente hacer extensible la oportunidad de los alemanes a turistas de cualquier procedencia, siempre y cuando se lleve a cabo de forma controlada y comprobando que los viajeros no son portadores del virus a través de pruebas PCR, como así se hará. El sistema sanitario de islas como Menorca no es muy fuerte, según este menorquín, por lo que "aunque salgan pequeños casos, esto sería un desastre y acabaríamos siendo la isla del coronavirus, nadie querría venir". Por lo que concluye: "Es mejor que vengan pocos turistas primero que si vienen todos de golpe".
La primera isla en recibir vuelos será Mallorca, de donde es Marta, que decidió volver a su primera residencia el primer día de estado de alarma y pasar en Palma el confinamiento. Aunque ha disfrutado de su isla libre de turistas como nunca antes ("está increíble, a Mallorca le ha venido muy bien este descanso después de años de turismo barato y masivo", según sus palabras), es partidaria de empezar a abrir el turismo. Aun así, se suma a las reivindicaciones de otros baleares asentados en la península que miran con envidia la llegada de alemanes a la que es su casa: "No me parece bien, o todos o ninguno".
De todas maneras, tanto Marta como Borja recuerdan que el plan piloto del Govern arranca "solo" una semana antes de que el Gobierno permita la libre movilidad por todo el territorio nacional según lo previsto. El lunes siguiente, día 22, finalizará el estado de alarma y las restricciones en la movilidad con él, por lo que los baleares residentes fuera de la comunidad ya podrán volver a ver a los suyos. Aun así, redes sociales como Twitter se han llenado de mensajes de usuarios indignados con la idea de que turistas extranjeros visiten las Baleares antes que los propios españoles.
"El virus que no conocía fronteras, ahora ha aprendido a hacer distinciones muy sutiles: la antología de los disparates de la pandemia será voluminosa", denuncia Isidor, mientras que Eva lamenta que no pueda ir a visitar a sus padres, "que viven a 43 km." a la vez que los alemanes hacen turismo en las islas.
Agnès, por su parte, concluye: "Tan necesaria es la recuperación económica como la reunificación familiar".
Mallorca recibirá los dos primeros vuelos a las islas fletados desde Frankfurt y Düsseldorf: serán 370 viajeros, 20 periodistas y diez personas del equipo de la tour opeardora TUI. A pesar de lo que han publicado algunos medios de comunicación, una expedición de técnicos e inspectores de seguridad no inaugurará la expedición extranjera para comprobar que las islas son un destino turístico seguro para este verano, aunque el Govern balear no descarta que las empresas envíen alguno en vuelos posteriores.
Durante la prueba piloto, además de estos dos aviones 'pioneros', otros 36 llegarán a Mallorca, ocho a Ibiza y uno a Menorca hasta finales de junio: un total de 47 vuelos. Precisamente, tal desproporción entre las llegadas programadas a las diferentes islas ha llevado a al Consejo de Ibiza y a los hoteleros de la isla a dar por perdido el plan del Govern y a acusarlo de haber dado prioridad a la capital. A este respecto, fuentes de la conselleria de Turismo insisten en que trabajan para fomentar el corredor turístico en todas las islas de la comunidad balear.
La totalidad de las Islas Baleares se encuentran en fase 3 desde el 8 de junio, cuando los residentes de las islas empezaron a poder moverse con libertad entre ellas.