Los bailes que han llevado a la fama a una limpiadora de hospital: "Soy así, siempre soy la que animo"
Baila una muiñeira en plena calle antes de ir al trabajo
Una vecina la grabó sin que ella lo supiese y lo subió a la Red
Ana Ramos lleva catorce años dedicándose a la limpieza en hospitales pero ha saltado a la fama gracias a sus bailes. Una de sus vecinas la grabó contoneándose cuando ella iba hacia su coche y en días dio la vuelta en Twitter, el vídeo de esta mujer danzando: una muiñeira en plena calle antes de ir al trabajo.
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Desde aquella jornada, la del 23 de marzo, ha sumado más grabaciones virales a la hora en la que se dirige hacia su vehículo, aparcado frente a su domicilio en el municipio coruñés de A Laracha, que coincide con el momento más festivo y sentido de este confinamiento obligatorio: las ocho de la tarde.
"Bajaba de casa para ir a trabajar, sonó una muiñeira y me puse a bailar. Y ahí empezó todo", cuenta la propia Ana Ramos, que acude a su puesto de limpiadora en el turno de noche del Hospital de Oza de A Coruña un día sí, un día no.
'Pousa, pousa' es el tradicional tema gallego que desató la parte más lúdico-festiva de Ana, que, según se aprecia en las imágenes, levantó sus manos cubiertas por guantes blancos y se entregó a la faena, mientras cruzaba la vía, un gesto que provocó los gritos y aplausos de sus vecinos.
Esta primera pieza audiovisual es la que le hace más ilusión, porque le gusta "toda la música, pero la de la tierra mucho más". "Es que me encantan", enfatiza en alusión a las muiñeiras, al tiempo que recuerda la morriña que tuvo de Galicia cuando emigró a Suiza.
"Fue muy bonito, para mí es el más bonito de todos", cuenta sobre el vídeo: "Después ya vinieron los siguientes y hoy ya no sé ni cuántos llevo", bromea. Pese a la difícil situación que se vive en su gremio, con alta preocupación por la pandemia, su carácter alegre prevalece. "Soy así, yo siempre soy la que animo", confiesa esta limpiadora que al principio no podía creerse que sus bailes suscitaran miles de tuits.
Ella no tiene redes sociales, así que se enteró de su fama cuando la vecina que la grabó la llamó para disculparse al observar el alcance de su publicación. "Ella lo subió y no pensó que fuera a tener esa repercusión, entonces me pidió perdón y ahora nos hemos hecho muy amigas", cuenta Ana. Cada tarde su vecindario la espera para ovacionarla y grabar el número del día.
Disfruta Ana de hacer reír, sobre todo, a los más pequeños. "A mí me gusta la cara de los niños en ese instante y cuando después paso con el coche pitando", relata, y añade a su comentario: "Se alegran porque están encerrados". Para ella también esto que hace, y que ve, le ayuda a desahogarse. E incluso hablar de sus "bailes virales" con sus compañeras de trabajo provoca que el grupo se sume a esa desconexión.
El ánimo de Ana Ramos ha servido para poner en valor su dedicación profesional. En Internet recibe, aunque no esté al tanto de todo, muchos mensajes de apoyo. "Es muy duro. Hubo muchas veces virus, pero este es muy contagioso", afirma esta trabajadora eventual que apunta que "la limpieza siempre fue necesaria, siempre ha sido importante, y siempre lo será, como todas las profesiones".
Lo que más le gusta, por ver el lado bueno de las cosas, es que el encierro haya unido a la gente. "Aquí aún lo llevamos bastante bien todos. Hacemos sesión vermú, el sábado y el domingo. Nos ponemos en las ventanas. Y nos hemos conocido, vaya", concluye esta artista.