En el trabajo se han analizado a 1.003 ancianos japoneses que no padecían ningún tipo de discapacidad y, a los ocho años, tuvieron que informar sobre qué problemas tenían a la hora de caminar, comer, bañarse, vestirse o ir al baño.
El 13 por ciento reconoció que tenía dificultades para realizar estas tareas cotidianas, si bien, los investigadores observaron que aquellas que practicaban baile tenían un 73 por ciento menos de riesgo de tener problemas en su vida cotidiana.
"Aunque no está claro por qué bailar solo redujo el riesgo de padecer problemas para realizar las labores diarias, el baile requiere equilibrio, fuerza, capacidad de resistencia, adaptabilidad y concentración para moverse de acuerdo con la música y la pareja, y memoria para la coreografía. Creemos que estos elementos pueden contribuir a la superioridad del baile para mantener una mayor capacidad de realizar las tareas diarias", han zanjado los expertos.