La autopsia determina que Esther López no sufrió agresión sexual y pudo haber sobrevivido al atropello
La causa de la muerte fue un shock multifactorial: politraumatismos, hipotermia y consumo de tóxicos
El cadáver tenía la cabeza cubierta con un chaquetón beige hasta la cintura
No han detectado restos de semen ni daños en los genitales
Esther López fue víctima de una muerte violenta la madrugada del 13 de enero. Los investigadores tratan de determinar si fue accidental o se trató de un homicidio. La autopsia ha revelado que el fallecimiento no se produjo de forma inmediata. La mujer de 35 años fue atropellada cuando estaba viva y podría haber sobrevivido si hubiera recibido auxilio. Presentaba un fuerte impacto en la cadera por el lado derecho y tenía el lado izquierdo de la cabeza destrozado. Según el informe al que ha tenido acceso NIUS, la causa fue un shock multifactorial. Sufrió politraumatismos y las consecuencias se agravaron por la hipotermia, además del consumo de alcohol y cocaína.
Un viandante encontró el cadáver en el margen derecho de la cuneta de la carretera VP 2303, en dirección a Traspinedo 24 días después de su desaparición. Tenía la cabeza cubierta con un chaquetón beige que le llegaba hasta la cintura. Con la ropa puesta y al lado estaba su bolso con sus pertenencias. La última noche que salió iba vestida todo de negro, excepto el abrigo.
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El cuerpo estaba en posición decúbito prono, tendido boca abajo, con la región abdominal en contacto con el suelo. Tenía la mano derecha al nivel de la cabeza, apoyándose en el suelo con el dorso y la muñeca. Las piernas también extendidas, con los muslos pegados y una ligera flexión de las rodillas, formando un ángulo de unos 30º.
Eso hace pensar que un vehículo pudo arrollarla, golpeándola en la cadera por el lado derecho y saliendo despedida. "Su dirección es oblicua, ligeramente descendente, siendo la parte más declive el tórax y la cabeza y encontrándose estos en dirección opuesta a la dirección del pueblo". No descartan que pudiera darse la vuelta o girarse para tratar de esquivarlo. La última persona que pudo verla con vida fue su amigo Óscar, que se ha convertido en el principal sospechoso. Ahora analizan su coche en busca de algún indicio.
El cuerpo
El cadáver presentaba laceraciones, contusiones y heridas en toda la superficie corporal, principalmente en el lado izquierdo y en las extremidades inferiores. A los forenses les llamó la atención de inmediato las manos de la mujer. Con la piel blanquecina, lo que se conoce como 'manos de lavandera', sobretodo en la izquierda. Al retirarle el chaquetón descubrieron que tenía la manga del polo negro arremangada hasta el codo, observándose ligeramente marcado el recorrido venoso del antebrazo.
En la cara se podía observar un área amplia de falta de sustancia o partes blandas que afecta casi totalmente al lado izquierdo. Había algunos desgarros en el cuello, en los que encontraron abundante polvo, tierra, arena blanquecina y piedras muy finas. En el lugar recogieron una cadena de color plateado y eslabón muy fino, sin cierre y con abundante cabello enredado.
Esther tenía el pelo de unos 30 cm de largo, de color marrón claro y rubio. Encima de su ropa encontraron algunos mechones sueltos, con la longitud del pelo más corta. El cadáver no presentaba signos de violencia a través de los genitales ni se han hallado restos de semen. Tampoco ADN correspondiente a ningún hombre.
La ropa
Esther llevaba una camiseta de encaje con flecos, un polo de cuello vuelto, pantalones vaqueros y unos botines con cremalleras. Tenía el cinturón abrochado y la ropa interior puesta. Según el informe las prendas "tanto por la cara anterior como posterior izquierda, presentaban numerosos rotos y desgarros acompañados de pajas de rastrojos, tierra, arena y piedrecillas de pequeño tamaño."
En el cuello llevaba una cruz de Santiago de metal dorado y porcelana roja. En bolsillo delantero izquierdo tenía guardada una papelina blanca doblada, con restos de polvo blanco, que fue entregada a la Guardia Civil para su estudio.
En los pantalones había numerosas manchas blanquecinas por la cara interna y en la cara anterior de ambas perneras, más acentuadas a nivel de las rodillas, tercio superior de la pierna derecha y tercio inferior del muslo izquierdo, que están siendo analizadas.
Análisis Criminalístico:
Del estudio de las lesiones que presentaba el cadáver, los médicos forenses consideran que se trató de un atropello, a media o baja velocidad. Esa no fue la única causa, incluyendo otros factores como la intoxicación etílica, el consumo de cocaína y la hipotermia. Es muy difícil establecer con precisión la hora del deceso.
No se puede descartar que el lugar del atropello haya sido distinto de donde se encontró el cuerpo. En el supuesto de que haya sido movido, se habría hecho en las primeras horas después del fallecimiento. Un cuerpo puede sufrir muchas alteraciones después de la muerte, por la propia degradación del organismo, el ambiente en el que se encuentra el cadáver, el grado de humedad, las temperaturas a las que ha estado sometido y la acción de los animales.
El análisis de fibras textiles puede tener valor probatorio en determinados hechos delictivos que en el que se produce el contacto físico entre dos personas o entre un sujeto y su entorno. Para ello es fundamental poder cotejar las fibras dubitadas recogidas con las posibles muestras indubitadas, que incluyen la ropa de la victima, la del presunto agresor y el material textil donde tuvieron lugar los hechos o que pudieran haber estado implicados.
Por esta razón los investigadores han solicitado a todas las personas que estuvieron con Esther aquella noche que entregasen las prendas que llevaban puestas para poder cotejarlas y realizaron una inspección ocular sobre el terreno. Ahora esperan los informes definitivos de estas muestras, además del de la agrupación de tráfico para determinar qué tipo de vehículo pudo ser el responsable y el del teléfono móvil de la mujer, que permitirá reconstruir el recorrido que hizo y con quién coincidió en cada punto.