Frank O'Rourke exclamó sorprendido ¡'Guau, me mordió un tiburón'! y salió corriendo de la playa. Pero no se dirigió a un hospital para que le curasen las heridas sino que fue corriendo al bar de sus amigos para presumir orgulloso de las dentelladas del ejemplar aleta negra de un metro de longitud.
Este surfista profesional de 23 años, asegura en declaraciones a varios medios de comunicación, entre ellos al New York Post que cuando el pasado sábado en una playa de Jacksonville, Florida se produjo el ataque del escualo, lo primero que sintió fue "pánico" aunque pronto se repuso al darse cuenta de que aún no había llegado su hora.
Su hazaña ha quedado recogida en un vídeo y en entrevistas que este deportista no se ha cansado de realizar. Muchos creen que es extraño el ataque de tiburones en esta zona pero lo cierto es que Frank luce satisfecho su nueva herida de guerra que entre cervezas y risas mostraba a todos sus amigos junto al bar de sus amigos en el puerto de esta localidad costera californiana.