Se dice que los bosques son los pulmones de la Tierra. Imaginemos millones de árboles absorbiendo miles de kilos de dióxido de carbono por minuto, limpiando nuestra atmósfera. ¿Y si en lugar de plantas son camiones haciendo el mismo trabajo? Esta es la filosofía detrás del proyecto EcoTrucksters, en el que tres empresas españolas (Trucksters, Taruga y Graphenstone) colaboran aunando arte, sostenibilidad e innovación.
La idea surge en la compañía Trucksters, una empresa de transportes basada en un innovador sistema de relevos. Su cofundador Gabor Balogh, cuenta a NIUS que al principio solo buscaban pintar uno de sus camiones para cambiar la concepción "gris" que se tiene de la industria logística. Aquí se suma un viejo conocido al proyecto, con el que habían coincidido en el programa Lanzadera (el acelerador de empresas del dueño de Mercadona, Juan Roig). David Murcia, CEO de Taruga, especializados en pintar murales, les propuso una idea mejor: "¿Y si lo cubrimos con una pintura que absorbe el CO2 del aire?"
Aquí entra en escena la tercera de las empresas, cuyas pinturas Taruga ha utilizado en otros proyectos. Antonio León, presidente y CEO de Graphenstone, es la mente detrás de estas pinturas sostenibles. Como detalla a NIUS, el ingrediente estrella es la cal. Al aplicarla sobre una superficie pasa por un proceso, llamado carbonatación, durante el que se asienta y endurece. Es en estas semanas o meses cuando se produce la absorción del CO2.
Pero la cal tiene un gran problema: es poco adherente. Para solucionar esto, la empresa sevillana utiliza nanofibras a base de grafeno. Lo que permite pintar superficies difíciles como vehículos en movimiento.
Para pintar los 68 m2 del lateral del remolque, que representa un jardín botánico, se han utilizado 12 litros de pintura. Durante la carbonatación, este mural absorbe unos 4 kg de CO2 cada mes. Es decir, en los tres meses que dura el proceso, el EcoTruckster elimina la misma cantidad de dióxido de carbono que un árbol en un año. A partir de ahí, aunque la absorción se reduce, nunca desaparece del todo.
Así, cada vez que se vuelve a pintar el camión, se absorben unos 17,5 kg de CO2. Además, "el residuo de la pintura, al retirarse, no causa daño al medio ambiente", como ocurre con las pinturas plásticas, recalca León.
"Imagina lo que pasaría si se pintaran los millones de vehículos o casas que se pintan cada año. ¡Lo que ganaría este planeta!", plantea el encargado de las pinturas.
Es una idea que no descartan desde Trucksters, ya que nos adelanta que su próximo proyecto es realizar sus rutas de relevos con camiones eléctricos. Con lo que la pintura sería una adición ideal a estos vehículos cero emisiones. Incluso plantean la idea de ofrecer remolques personalizados. "Los clientes valoran cada vez más estas cosas", apunta Balogh.
En el caso de Taruga ya habían realizado proyectos similares como otro mural en el aeropuerto de Valencia. Pero Murcia asegura que también quieren pintar "un coche o un barco" con pintura ecosostenible. Ya les han llegado propuestas desde otras empresas, aunque "habrá que hacer pruebas" para ver si el esmalte resiste en otras superficies.
Por el momento, este camión recorrerá las rutas establecidas por Trucksters en el Corredor Mediterráneo, que llegan hasta el Benelux y Alemania. Así, mientras el camión lleva comida ecológica y trae zapatillas ecosostenibles -todo muy eco-, también pondrá su granito de arena para mejorar nuestra atmósfera. Con su función bien plasmada en el remolque:'This mural removes CO2 from the air' ('Este mural elimina el CO2 del aire').
"No se trata de salvar el mundo, se trata de, mediante pequeños pasos, cambiar las cosas", coinciden los responsables de las tres empresas.