En total, en el país hay 326 especies en riesgo de desaparecer para siempre. Y el número no para de aumentar. De ellas, además, siete están catalogadas como críticas. Al borde del abismo, el privilegiado patrimonio biológico de España va a ir desapareciendo poco a poco, con estas diez especies de animales a la cabeza.
Catalogada como ‘en peligro crítico de extinción’ por el Ministerio para la Transición Ecológica el pasado octubre, entre los años 2010 y 2013 tan solo hubo una pareja de alcaudones chicos en España, por lo que se convirtió en la especie más escasa de la fauna vertebrada ibérica.
El alcaudón chico es un ave que pasa la temporada de invierno en el sur del continente africano, concretamente en la depresión del Kalahari, y posteriormente vuelven a la península ibérica. El último bastión del a especie está situado en Lérida y, en el último censo del año 2017, se contabilizaron 19 ejemplarse y 6 parejas reproductoras.
La náyade auricularia es una almeja de agua dulce que se encuentra entre los invertebrados en mayor riesgo de desaparecer de Europa. La cuenca del río Ebro, junto con cuatro más en Francia, es la única que alberga ejemplares de esta especie. Tan crítica ha sido su situación que en 1996 se llegó a plantear la posibilidad de que se hubiera extinguido.
Sin embargo, décadas después esta especie sigue estando presente en la península ibérica. Formada aproximadamente por 5.000 ejemplares, la población más numerosa podría vivir en el Canal Imperial de Aragón, en Zaragoza. También están presentes en el cauce principal del río Ebro y en el Canal de Tauste.
Una de las especies más emblemáticas de la fauna patria, la cerceta pardilla se caracteriza por un plumaje poco llamativo, su coleta y un profundo moteado, que la hacen inconfundible. Sin embargo, encontrarlos es complicado, ya que sus censos oscilan entre los 50 y los 200 ejemplares máximo. La especie, catalogada como “en peligro de extinción crítico”, se ha visto afectada duramente por las sequías de los últimos años.
El carnívoro más amenazado de Europa, catalogado como ‘en peligro crítico’ en el Catálogo Español de las Especies, la población ibérica del visón europeo apenas supera los 500 ejemplares. El culpable: el visón americano. Esta especie exótica invasora ha mermado la población debido a su agresivo comportamiento, que los desplaza y los mata.
Propio del mar Mediterráneo, la nacra es un molusco muy sensible a los efectos de la actividad humana en los fondos oceánicos, en especial, a la contaminación del agua. Este bivalvo es considerado el más grande y longevo del Mediterráneo y fue reseñado por primera vez en el año 1758 por Carl von Linné.
Durante años, esta especie fue muy abundante en el fondo del Mediterráneo, algo que ha ido cambiando progresivamente hasta ser catalogada como ‘en peligro crítico de extinción’ por el Ministerio para la Transición Ecológica. La contaminación, los anclajes de los barcos, la pesca de arrastre y la desaparición de la posidonia tienen la mayor parte de la culpa.
Una particular subespecie de la gallina gigante, que puede llegar a medir hasta 110 centímetros, el Urogallo cantábrico ha visto cómo se mermaba su población entre un 25 y un 50% en los últimos 15 años. En la actualidad se calcula que tan solo quedan unos 300 machos entre los montañosos límites entre Castilla y León, Asturias y Cantabria.
El cambio climático, la elevada densidad de depredadores y la fragmentación de los bosques estarían detrás de este descenso. Por ello, en el año 2010 se puso en marcha el proyecto LIFE+ Urogallo. Este finalizó en los últimos meses de 2016 con una valoración negativa, ya que la población siguió descendiendo.
El felino más amenazado del planeta y el último de Europa, la supervivencia del lince ibérico se ha visto altamente amenazada en numerosas ocasiones. En el año 2002, apenas había 100 ejemplares en toda la península ibérica. Sin embargo, los programas de recuperación de la especie que comenzaron en el 2015 parecen haber dado resultado, ya que ahora suman más de 550, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
La especie ha pasado de estar ‘en peligro crítico de extinción’ a rebajar su categoría hasta ‘en peligro de extinción’, siendo la única especie en el mundo, junto al oso panda, que ha mejorado su estado de conservación. La caza descontrolada, que estuvo a punto de llevarse a esta especie por delante, ha dado paso a los atropellos y la alimentación como los principales problemas para su supervivencia.
Apenas un centenar de ejemplares de osos pardos quedan en España, distribuidos entre la Cordillera Cantábrica y los Pirineos. Junto con Italia y Francia, en el país viven las poblaciones europeas más amenazadas. En especial, la caza furtiva y la destrucción de su hábitat están detrás de esta disminución.
En total, entre Asturias, Castilla y León y Cantabria se distribuye 129 ejemplares, 24 de ellos osas con crías, según la Fundación Oso Pardo (FOP). En los Pirineos, por su parte, se detectaron 43 animales en el año 2017, cuatro de ellos hembras con crías.
Una especie muy tímida, desconocida y que apenas se deja ver. Sin embargo, eso no significa que no sea importante. El desmán ibérico, un mamífero acuático que se sitúa cerca de ríos, lagos y torrentes, ha visto como su población disminuía considerablemente en los últimos años.
Un mamífero muy vulnerable, el desmán ibérico se enfrenta a graves amenazas tanto globales como locales. El cambio climático, la contaminación, el inadecuado uso del agua y la acción humana podrían llevarlos a la extinción. Por ello, desde hace cinco años se lleva a cabo el proyecto Life Desmania, que estudia su situación actual.
Ver al quebrantahuesos volando frente a los paredones de cualquier apartado rincón de los Pirineos es una de las imágenes más impresionantes de la naturaleza española. Pero está en peligro. La Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos realiza el seguimiento de alrededor de 200 ejemplares en todo el país.
El ave, adaptada a vivir en duros ambientes de montaña, se enfrenta a amenazas como la electrocución en tendidos eléctricos, la ingesta de tóxicos, la caza o la destrucción de su hábitat natural. Unos comportamientos humanos que amenazan con terminar con la biodiversidad española.