Una imagen, un beso, que destila cariño y dulzura demuestra el amor que duró hasta el final entre Ángel Hernández de 69 años y María José, de 62 años. Un amor que llevó al primero a cumplir el deseo de esta, acabar con su vida. Ángel sabía los riesgos que corría al cumplir los deseos de su mujer. Poner fin a su vida. María José tenía miedo por Ángel, pero este lo tenía claro, si su mujer deseaba irse en paz, y tras años esperando una ley de eutanasia que no llegaba, él iba a hacer lo posible por lograrlo. Solo tenía que saber que María José tenía ese deseo en su alma. Y lo tenía.
Este miércoles 3 de marzo, María José, madrileña con esclerosis múltiple y un deterioro físico masivo, ha fallecido en su hogar. A manos de su marido. Un hombre en el que hoy conviven el duelo por la pérdida, por dejar ir a la mujer de su vida, con la tranquilidad de haber hecho un acto de amor. No teme las consecuencias, de hecho, lo primero que hizo fue llamar al Samur y a la policía tras cumplir el deseo de su mujer. Nada quiere ocultar.
“María José ha llega el momento que tanto deseabas. Yo te voy a prestar mis manos”, dice Ángel en un vídeo en el que ha grabado el momento en el que suministró arsénico a su mujer. En las imágenes puede verse cómo Ángel, una vez más, le pregunta si está decidida a morir y ella dice que sí con la cabeza.
A continuación, le da un poco de agua con una pajita para comprobar si la mujer puede tragar. "¿Qué crees, que sí?", le pregunta. Ella asiente de nuevo con la cabeza. "Te lo doy. Tienes que soportarlo. ¿Estás decidida? Ahí tienes. A ver dame la mano que quiero notar la ausencia definitiva de tu sufrimiento", le comenta mientras le ofrece un vaso con el arsénico.
El periodista Agustín Pérez, reportero de 'Cuatro al Día', conoció su drama desde el principio y fue el primer en saber que ese final pactado, ese acto de amor se había llevado a cabo al fin. "Se ha ido", le comentó Ángel. Agustín acudió a la casa y en un primer momento le tomaron declaración. También le dejó claro que estaba "tranquilo, sereno, sin miedo", consciente de lo que había hecho.
María José no podía tragar, hablar, le costaba respirar, el último año de su vida se había convertido en un martirio. Y a su lado, en ese día a día siempre tuvo a Ángel. La pareja, sin hijos, eran uno. Para lo bueno y lo malo. Hasta que María José pidió a la persona que más quería que pusiera fin a sus días. "Estoy convencida", le dijo más de una vez. Ahora, Ángel está detenido acusado de homicidio. No tiene miedo, solo quiere que se sepa que ayudó a que su mujer tuviera una muerte digna. Cuatro al día dará más detalles del caso en su programa, un drama del que ha sido testigo directo.