José Andrés Abián, a sus 48 años, sabe bien lo que es el hielo. Es un aragonés del que se está hablando mucho en Rusia y no es de extrañar: está cruzando Siberia en bicicleta y sin ningún apoyo. Ya lo intentó hace un año y a punto estuvo de morir congelado al montar la tienda de campaña y quitarse las manoplas durante la noche, donde fue encontrado por unos jóvenes que le salvaron la vida.
En ese momento tuvo que interrumpir su aventura, pero ahora la ha retomado. De nuevo con su bicicleta de 400 euros, sin ningún tipo de apoyo en coche y un equipaje muy escueto de 30 kilos, vuelve a intentarlo. En su aventura tiene que llegar a dormir hasta a 50 grados bajo cero.
Su meta era bailar una jota en el lago Baikal. Tras más 8.000 kilómetros en linea recta, lo ha cumplido. Desde Zaragoza, en el colegio donde trabaja, sus compañeros han compartido su alegría y han alabado su valentía.