La justicia ha condenado a un anciano de 91 años a cuatro años de cárcel por atropellar a un grupo de ciclistas en Pontevedra. Dos murieron y seis resultaron heridos de gravedad. Según el fallo, el acusado no redujo la velocidad en un tramo de plena visibilidad. Un testigo dijo en el juicio que "vio saltar ciclistas por arriba, por los lados y por debajo del coche" y que el acusado, que fue detenido en un bar cercano, se bajó del coche para retirar el cuadro de una bicicleta que se había quedado enganchado en su coche. El anciano no ha sido condenado por omisión de socorro.
El accidente de tráfico ocurrió en 2016 en A Guarda, Pontevedra. Allí murió José Antonio Casás y diez meses más tarde Diego Freiría, mientras que otro ciclista, José Antonio Vilán, profesor e investigador de la Universidad de Vigo, tuvo graves secuelas y sufre incapacidad permanente absoluta.
Además de la pena de cárcel por dos delitos de homicidio por imprudencia grave y ocho de lesiones, la Audiencia de Pontevedra establece sendas indemnizaciones de 1,8 millones de euros y 4.400 euros.
La Audiencia de Pontevedra resalta que el acusado "desatendió de forma grosera y muy relevante las más elementales normas de cautela y prevención exigibles a cualquier conductor" de un vehículo a motor. Máxime cuando en la carretera en la que se produjo el atropello, que el acusado recorría "prácticamente a diario", es habitual la presencia de ciclistas y hay señales que así lo advierten.
También destaca que acometió a un grupo de catorce ciclistas -dispuestos en filas de a dos salvo los dos últimos, y que eran "perfectamente visibles y a distancia"- de forma violenta y "sin realizar maniobra evasiva alguna", ni siquiera "pisar el freno".
El tribunal abunda en que, dadas las circunstancias, "era fácilmente asequible la adopción de medidas de precaución básicas y elementales" para evitar impactar contra el pelotón, pese a lo cual "el acusado no adoptó ninguna, sino que, por el contrario, continuó circulando en línea recta".
Manuel Benito A.L. se acogió a su derecho a no declarar en el juicio celebrado el pasado diciembre, argumentando su defensa su estado de salud. Y que ya había declarado dos veces antes.
Los agentes de la Guardia Civil que acudieron al lugar del siniestro señalaron en la vista oral que constataron una "distracción total" por parte del nonagenario y que el atropello se produjo en un tramo recto, con visibilidad y con condiciones "óptimas" para la conducción. También apuntaron que el conductor, además de sobrepasar la velocidad permitida y no hizo ninguna maniobra evasiva o de frenado.
El anciano, que fue localizado en un bar a algo más de un kilómetro de distancia, dio negativo en el control de alcoholemia y de drogas y, entre otras cuestiones, se comprobó que no había recibido llamadas que pudieran alterar la conducción durante los minutos previos al accidente.
El conductor del vehículo que iba detrás del coche del nonagenario explicó que los ciclistas circulaban en dos filas paralelas y próximas al arcén, y detalló cómo el anciano no redujo la velocidad y arrolló uno a uno a todos los ciclistas. "Lo único que vi fue saltar ciclistas por arriba, por los lados y por debajo del coche", dijo este testigo en el juicio, además de asegurar que después del atropello, y antes de continuar su camino, el anciano se bajó del coche para retirar el cuadro de una bicicleta que se había quedado enganchado en su vehículo.
Pese a ello, la Audiencia de Pontevedra acordó sobreseer las actuaciones respecto a un posible delito de omisión del deber de socorro.
La defensa de Manuel Benito A.L. recurrirá el fallo "por cuestiones técnicas", no relacionadas con la edad ni con el estado de salud de su cliente.
Mientras, Aida Blanco, abogada de José Antonio Casás Pérez, uno de los dos ciclistas fallecidos, considera que por la cuantía de la pena, "la máxima" que pedían Fiscalía y los abogados de cuatro víctimas del atropello personados en la causa, Manuel Benito A.L. debería ingresar en prisión.