La asesina siempre estuvo allí. Desde el principio; desde el primer momento en el que se iniciaba la búsqueda desesperada del pequeño Gabriel Cruz. La única que conocía la verdad era ella, Ana Julia.
Gabriel llevaba apenas 24 horas desaparecido cuando sus padres, Patricia y Ángel, ofrecieron la primera rueda de prensa: “Desapareció ayer, no sabemos dónde”, contaban entonces. Y allí, detrás de ellos, estaba Ana Julia escuchando su llamamiento desesperado sin inmutarse.
Sin embargo, ya entonces su nombre estaba en la lista de sospechosos de la Guardia Civil. Durante 13 días intentó mostrar su mejor cara. Siempre cerca de Ángel, siempre disimulando, dejándose ver ante las cámaras… hasta que por fin comienza a ponerse nerviosa y comete un error: simuló encontrar una camiseta de Gabriel en el campo.
La Guardia Civil estrechaba el cerco y consiguió atraparla. Fue detenida cuando trasladaba el cuerpo en el coche. Desde entonces ha intentado negar hasta el último minuto su crimen, pero el veredicto es claro: el jurado la encuentra culpable de asesinato con alevosía, “de forma intencionada, súbita y repentina". Lo hizo consciente de su "superioridad" por diferencia de edad y por complexión.