Greg Manteufel comenzó a experimentar síntomas parecidos a la gripe como fiebre, vómitos y diarrea. No fue a urgencias hasta que varios hematomas aparecieron en sus brazos y en las piernas. "Parecía que alguien le había golpeado con un bate", cuenta su mujer Dawn Manteufel.
En ese momento, los médicos le comunicaron que una infección en la sangre se había extendido a las cuatro extremidades y le había generado un grave daño en los músculos y en los tejidos por lo que le tenían que amputar brazos y piernas.
Tras un análisis de sangre, los médicos descubrieron que la causa de la infección era un patógeno bacteriano localizado en la saliva de perros y gatos conocido como 'capnocytophaga canimorsus'.
El 69 por ciento de los perros y el 54, de los gatos presentan esta bacteria, según publica el diario británico Daily Mail, pero solo es probable que un uno por ciento de la población que tienen estos animales padezca el mismo problema . Aunque se trasmite a los humanos con una simple picadura, lametón o por proximidad, incluso, si la persona no tiene ninguna herida ni corte, no todos desarrollan una infección. Solamente son sensibles aquellos que tengan una afección preexistente.
No está claro si este fue el caso de Greg Manteufel, pero el hombre de Wisconsin (EEUU), que tiene un perro, contrajo sepsis. "No podemos entender que de repente, a los 48 años, pase esto porque ha vivido siempre con perros", expresa Dawn Manteufel.
Aunque los médicos trataron de salvarle las piernas y los brazos, semanas después de amputarle pies y manos, tuvieron que hacer lo mismo con las extremidades inferiores hasta las rótulas y con las superiores hasta el antebrazo. Además, la infección se extendió hasta la nariz y, parte de ella, también tuvo que ser operada.
Ahora, su familia ha hecho una página de recaudación de fondos para sufragar los gastos de las cirugías, de las prótesis y de la recuperación.