Tan solo horas después de ser ingresado en el hospital, Chris luchaba por su vida. Los médicos descubrieron que tenía sepsis, una infección general causada por el sistema inmunológico que ataca a sus propios órganos y tejidos, informa Walesonline.
El 15 de julio era sábado y Chris, que tiene una clínica quiropráctica en Cardiff junto a su mujer, Karran, empezó a sentir los síntomas de lo que parecía un catarro o una gripe. El domingo iban a ir con los niños a nadar, pero Chris se sentí muy mal y se quedaron en casa. Chris se acostó. Cuando Karran subió a verle, tenía una fiebre alta y estaba muy débil para ir al baño. “No podía caminar recto y el dolor de cabeza era insoportable. Es lo último que recuerdo”, explica Chris.
Karran, que estaba realizando un curso de enfermería, reconoció la gravedad de los síntomas y llamó a una ambulancia. En el hospital fue ingresado y le pusieron una amplia capa de antibióticos mientras los médicos le examinaban.
Karran explica que “a las cuatro estaba hablando conmigo y a las seis estaba a punto de morir. Literalmente. Durante cuatro días me dijeron que iba a morir, por lo que me preparé para lo peor”.
La primera noche, Chris tuvo que ser reanimado. Fue estabilizado, pero estuvo en coma durante quince días. Los médicos descubrieron que Chris había contraído una bacteria meningocócica, que condujo a la reacción séptica.
La sepsis es una afección potencialmente mortal que surge cuando la respuesta del cuerpo a la infección causa daños a sus propios tejidos y órganos. Lo más habitual es que esté causada por una infección bacteriana.
"Sus pulmones habían dejado de funcionar, su corazón no estaba funcionando demasiado bien y no coagulaba, por lo que sangraba por todas partes", recuerda Karran. "Como la presión arterial era muy baja, el cuerpo, de forma natural, trata de mantener activos los órganos vitales. Esto significaba que a sus extremidades no llegaba suficiente sangre”. Por eso los médicos se plantearon la amputación.
Descubrieron que una acumulación de tejido muerto, conocido como tejido necrótico, se acumulaba alrededor de las extremidades de Chris y estaba causando deformación en su cuerpo. Chris recibió la visita de un consultor quirúrgico, quien dio la noticia a la pareja de que tendría que amputar por debajo de la rodilla en ambas piernas.
Karran recuerda que “me dijo 'por favor no dejes que me quiten las piernas', porque le encantaba caminar por la playa y le preocupaba no volver a sentir nunca más la arena bajo sus pies".
El 30 de agosto, Chris entró en cirugía. Le amputaron las piernas, su brazo izquierdo por encima de la muñeca y por debajo del codo, pero le salvaron la palma y el pulgar de su mano derecha. “Les supliqué que salvaran todo lo que pudieran y lo hicieron. Estoy muy agradecido por ello”, apunta Chris.
"Cuando piensas en todas las cosas pequeñas y minúsculas como poner mantequilla en el pan tostado o escribir en un teclado que simplemente das por hecho", agrega. "Una vez que no tienes eso, es increíblemente doloroso y “te hace sentir muy humilde”.
En las siete semanas transcurridas, Chris hizo un progreso muy rápido con su recuperación, más de lo que inicialmente estimaron los médicos. Quiere regresar a casa por Navidad y espera que pronto lo trasladen al Hospital Rookwood en Cardiff para comenzar una rehabilitación más intensiva.
Chris, masajista de profesión, explica que “espero el futuro porque he conseguido sobrevivir a la sepsis. He sobrevivido y tengo cosas que hacer. Voy a ser un padre y un marido de nuevo”.
Se ha abierto una página en Just Giving para recaudar fondos que ayuden a la familia hasta que Chris y Karran puedan volver a trabajar. Además, necesitan adaptar la casa para las necesidades actuales de Chris. “"La generosidad que la gente nos ha demostrado es simplemente increíble. Me hace llorar”.