Alexandra Adams a sus 25 años está a punto de convertirse en médica, la primera sorda y ciega en el Sistema sanitario británico. Esta mujer que esquía y no se pone límites ha tenido que vencer la desconfianza que su discapacidad provocaba a su alrededor.
La joven en los cinco años de carrera ya ha superado más obstáculos que la mayoría de sus compañeros de estudio en sus vidas.
Adams es sordociega, de nacimiento, al nacer veía un 5% de uno de sus ojos y poco después nada, por lo que su capacidad de acceso a la información es menor que la de los que se gradúan con ella. Sin embargo, nunca ha contemplado sentirse inferior y aunque muchos dudaron, Alexandra Adams también practica esquí.
La gente bien intencionada solía decirle que no podía esquiar. Las personas ciegas no pueden, le decían y las personas ciegas y sordas ciertamente no pueden, ha contado la mujer que participa en un evento por la diversidad en el ámbito de la Sanidad pública británica.
Sin embargo, por "pura terquedad", como ella dice pudo triunfar sobre la discapacidad y "no podía ver dónde estaban los bloques de hielo o las rocas, pero terminé entrenando con el equipo de los Paralímpicos británicos. "Tenía un guía que iba al frente y nos comunicamos a través de auriculares Bluetooth conectados a mis audífonos. Él dice: "¡Bloque de hielo a la derecha!", cuenta la Adams.
Ahora, la mujer se enfrenta a una competición más dura en la que no es su vida la que puede estar en peligro, sino la de otros, sus pacientes. La estudiante de medicina de cuarto año, en camino de convertirse en la primera doctora sorda y ciega en Reino Unido sabe que la simple mención de su discapacidad ya puede alarmar a más de uno.
Recuerda en el primer año de carrera hicieron una reunión para ver cómo enfrentaban su discapacidad y en ese momento fue dolorosamente consciente de que todos los presentes estaban pendiente de sus bastón. O las advertencias hechas con la mejor intención: "Esta mesa tiene esquinas bastante afiladas, tenga cuidado". Y aclara- ‘No dije nada porque, nunca se sabe, tal vez intentaban ayudarme".
‘Después, sin embargo, corrí escaleras abajo sin mi bastón y terminé pasando de largo de la puerta de salida. Todos estaban mirando. Uno dijo:" ¿Cómo esperas ser médico si no puedes encontrar la manilla de una puerta? ".
Por supuesto, muchos no entienden cómo alguien que es sordo y ciego pueda ser médico, pero me gustaría cambiar eso ", asegura esta joven, que tiene un sinfín de anécdotas que contar de su experiencia.
"En la Facultad de Medicina, la gente ha sido más receptiva", dice ella, aunque los médicos más viejos han sido bastante despectivos". Me han confundido con un paciente, solo porque voy con un bastón."
‘En mi primer día en las salas, me advirtieron que no tocara a un paciente y me mandaron a casa. En mi tercer año, un médico senior me preguntó: "¿Te gustaría ser tratado por un médico discapacitado?" ¡Y me han llamado inválida! La gente oye decir un "médico ciego / sordo" y piensa: "Me va a matar". No voy a matar a nadie. Qué no soy cirujana!