La segunda vez que María José intentó quitarse la vida fue hace 10 años, cuando se quedó en paro. No lo hizo gracias a una amiga, ya que tras una llamada de teléfono sospechó que algo no iba bien y llegó a tiempo para impedir la tragedia.
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Para esta afectada por esta enfermedad mental, lo más doloroso es "sentir que estás completamente sola". Además, asegura que es fundamental compartirlo con alguien, llamar a "un médico, una amiga, a quien sea". Es lo que hay que hacer ante una crisis suicida, y quizás la única manera para evitar llevarlo a término.
Y fue tras su última crisis cuando decidió acudir a un psicólogo. En ese momento sintió que tenía que afrontar los problemas de su infancia: "Sabía que eran los que generaban todo ese dolor".
Ahora, y tras la ayuda psicológica, lleva meses sin beber y tiene "un despertar lleno de vitalidad". María José acude semanalmente a terapias en la Asociación La Barandilla y ayuda a otras personas a entender que "hay esperanza".
"Empiezas a sentir que hay muchísimas cosas que agradecer a la vida: tengo un hijo y un nietecillo maravillosos y una pensión que me permite vivir", asegura esta mujer, que admite que, "por primera vez", puede disfrutar de su madre porque su padre maltratador ya no vive con ella.
Por todo ello, insiste en que, a pesar de tener circunstancias complicadas, "siempre hay que luchar por salir adelante" y asegura que la atención de especialistas ha sido fundamental para entender qué le sucede y poder poner soluciones reales que le permitan continuar con su vida.