Belén, la dependienta de una tienda de chucherías se hizo viral hace escasas fechas por recordar, sí, que hay gente sorda y muda que necesita un lenguaje especial para comunicarse. Mostraba en un vídeo cómo aprendía el lenguaje de signos para comunicarse con un pequeño cliente sordomudo. Hoy, en el día internacional de los derechos de las personas con discapacidad hay un colectivo, el de sordociegos, que reclama que su forma de comunicación se haga universal para poder relacionarse con los que les rodean.
Lo hemos experimentado en nuestras carnes. Dejamos a Mónica que nos toque. Es la forma que tiene de saber que estamos aquí. Sara es su vista, sus oídos y sus manos. Es su único contacto con la realidad, porque desde que nació vive 25 años en silencio y en la mas absoluta oscuridad. Lo ideal sería un acompañamiento exclusivo 24 horas 7 días por semana, pero el coste es muy elevado. Mónica siente la música vibrar, toca una manzana, siente una caricia, pero no sabe cómo es.
Agustí se quedo sordociego hace unos años. A él le sobrevino. Por eso todavía puede percibir en su mente el mundo que le rodea. Es casi independiente gracias a unos audífonos y una línea de braille. Pero poder oír y descifrar las letras cuesta una media de 6.000 euros. Por eso ellos piden más inversión para que más de 200.000 personas en nuestro país puedan percibir la vida a su alrededor.