La crisis del campo depende de muchos factores pero tal y como ellos reivindican, una de las claves, es el precio. Un precio que apenas cubre sus costes de producción y en el que los agricultores tienen poco que decir. Por eso piden también a los consumidores que se sensibilicen y elijan dónde y cómo comprar sus productos.
Las grandes superficies, por estrategias de marketing, presionan sus precios a la baja. El campo se muere. Dicen los agricultores que se necesita urgentemente una regulación que permita que todos los eslabones de la cadena de elaboración obtengan beneficios.
Y en el centro de la polémica están las grandes cadenas de supermercados, porque compiten por los precios bajos y porque venden algunos productos como la patata, el aceite o la cebolla, a un precio muy superior al que pagan al productor en el campo; por encima incluso del 600%.
Para poder paliar, en parte, esta circunstancia, desde el Ministerio de Agricultura, así lo ha manifestado el propio ministro Luis Planas, se pide responsabilidad a los consumidores. Porque a veces no somos conscientes del daño que podemos hacer a la agricultura por ahorrarnos unos céntimos en nuestra compra.