“No era yo, no me di cuenta de lo que hacía, siempre estaba con la droga. Me declaro culpable. No pude controlarme”. Son las palabras de Germán O.B., acusado de torturar hasta la muerte a su propia madre, a la que sometió en vida a un continuo y terrible calvario.
Juzgado en la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife, hoy ha asegurado estar “arrepentido”, y culpa a su adicción a las drogas de un terrible acto que, no obstante, fue el final de una sucesión de agresiones y maltratos.
La Fiscalía pide para el 27 años de cárcel, mientras el Instituto Canario de Igualdad, que ejerce la acusación popular, pide la pena de prisión permanente revisable.
El fiscal ha subrayado que el acusado golpeó de forma reiterada a su madre durante varios días, lo que "un cuerpo tan pequeño" -la mujer medía poco más de un metro y medio y pesaba 45 kilos- "no pudo aguantar". Además, se refiere al maltrato psicológico al que la sometió, calificándolo de "espantoso".
"La golpeo y la golpeo. Hay agonía y me da igual. Hubo desprecio al sufrimiento que le estaba causando", ha argumentado el fiscal, –en declaraciones recogidas por EFE–, dirigiéndose al jurado popular para recalcar que hubo ensañamiento por parte del acusado, por lo que cabe hablar de asesinato, además del agravante de parentesco.
A ello, además, el Instituto Canario de Igualdad el de género añade el agravante de género. Consideran que puso a su madre a un nivel de "tal subordinación e inferioridad que por no cumplir sus deseos la terminó matando".
"Cada golpe que propinó a su madre fue un mensaje de dominación intrínseca", ha denunciado la representante de la acusación popular.
La defensa, por su parte, pide la absolución de su cliente o, alternativamente, que se tenga en cuenta como atenuante muy cualificada su adicción a las drogas, que "no justifica" en todo caso lo que sucedió, ha aclarado.
Le ha definido como “un monstruo de la droga” cuya "terrible adicción" le llevó a "acabar con su madre", porque su afán por consumir "iba por encima de lo demás. No veía más allá de satisfacer su necesidad de consumo".
En este sentido, la letrada ha señalado que el acusado es consumidor habitual de drogas desde los quince años y que sus tres hermanos fallecieron y su padre se suicidó, lo que hizo que su vida sea "un auténtico desastre" y no tuviera más ilusión que "consumir" estupefacientes.
El acusado tenía a su madre completamente sometida. Según el escrito de calificación del caso, desde 2013 la progenitora era víctima de continuas agresiones físicas y psicológicas: la golpeaba, la chillaba y le impedía hasta relacionarse con familiares y otras personas, pues controlaba sus salidas.
Además, también le quitaba el dinero: unos 1.200 euros, que cobraba mensualmente a través de dos pensiones, una de viudedad y otra de incapacidad, según han concretado varios testigos en el juicio. Y todo a pesar de que ella intentaba guardarse el dinero bajo la ropa interior, incluso cuando dormía, según relató su hermana y tía del acusado.
La convivencia en el domicilio familiar, situado en Los Llanos de Aridane, era un calvario perpetuo, y la situación llevó a que la mujer intentase denunciarlo en varias ocasiones, pero las denuncias que presentaba terminaba retirándolas.
En este contexto, llegó a marcharse a vivir con un nieto al que crió como un hijo, pero volvió al domicilio familiar en octubre de 2018. La vuelta no cambió nada. Al contrario, las agresiones y el maltrato continuaron, y degeneró a principios del año siguiente hasta que, en las fechas inmediatamente anteriores al 21 de febrero, el acusado sometió a su madre "a una continua y constante agresión, golpeándole en todo el cuerpo, negándole el alimento, causándole hematomas en la cabeza, cara, flanco torácico derecho y extremidades y causándole eritemas en la boca al apretársela fuertemente".
Además, le puso un cordón o cinta en el cuello que apretó para asfixiarla, le golpeó en el tórax con gran violencia ocasionando hematomas y fractura de costillas, lo que produjo un cuadro de policontusiones con traumatismo torácico cerrado y comprensión del cuello que produjo finalmente su muerte por insuficiencia respiratoria y fallo multiorgánico en la madrugada del 21 de febrero.
Según ha apuntado la acusación popular, la víctima sufrió una gran "agonía" y no bebió ni consumió ningún alimento desde dos días previos a su fallecimiento.