La abuela de los niños de Godella: "La psiquiatra dijo que estaba perfectamente, pero llevaba días delirando"

  • Noemí ha dejado claro que la psiquiatra que atendió a su hija dijo que estaba bien, solo algo tensa

  • Noemí intentó demostrar a servicios sociales y policía de que su hija deliraba y era un peligro para los pequeños

  • La abuela de los pequeños era considerada una enemiga en esa casa donde los insultos y las peleas eran una constante

El testimonio de la abuela de los niños de Godella, la única que luchó y se dio cuenta de que corrían peligro ha declarado hoy en el juicio para poner en evidencia a los psiquiatras que han intervenido en el control de su hija y la desidia de unas instituciones sociales que fallaron de forma rotunda en este caso. La abuela ya advirtió de los delirios persecutorios de la pareja, más frecuentes en su hija días antes de ocurrir el trágico suceso en el que los niños fueron asesinados a golpes.

Noemí ha dejado claro que la psiquiatra que atendió a su hija dijo que estaba bien, solo algo tensa y que ella era demasiado controladora. Pero la realidad es que no estaba en condiciones de cuidar a los niños. La abuela de los pequeños era considerada una enemiga en esa casa donde los insultos y las peleas eran una constante. La abuela ha relatado un episodio de locura de María en febrero de 2019. La encontraron su hijo y ella en la huerta buscando a sus ancestros. Luego se fue con el niño 12 horas con un bebé de 5 meses.

El 11 de marzo, cuando su hija le dijo que se iba con "el creador", avisó a los Servicios Sociales. La Policía acudió a la casa okupa. María los recibió con su bebé en brazos. Aludió que lo dicho por su madre era parte de un conflicto familiar.

El día 13 de marzo, Noemí volvió a contactar con el Teléfono del Menor. Les informó de que Aimiel, el mayor de sus nietos, llevaba desde el 20 de febrero sin asistir a clase. El centro contactó con la madre y esta se excusó diciendo que no iba porque Gabriel había encontrado trabajo en otro municipio y se iban a trasladar. Esto no le bastó al centro, que le pidió a la madre que hiciera los trámites en persona. Nunca los hizo. El día 14 de marzo llegó la llamada al 112. Y poco después, la frase de Gabriel. "No se preocupen. Están todos muertos".