Puedes confiar en las plumas o en el primaloft, en la lana merina, en el borrego o en el forro polar, cualquiera de estas opciones abriga, abriga de verdad y no pesa, o pesa lo justo para no echarte el hombro abajo. Estos son los tejidos que tienes que encontrar si buscas un invierno más confortable y ligero cuando estés a la intemperie.
Abrigos de plumas
Los abrigos de plumas de verdad son los reyes del invierno y se han ganado el pódium a pulso. Son los que menos pesan y los que más calor dan. Para entender bien qué estas comprando, tienes que saber sólo un par de cosas: es fundamental la relación plumón/cañón pluma, porque a más plumón menos peso y los cuins de fill power, que determinan la capacidad de hinchado de la pluma para retener el aire caliente.
Abrigos de pluma sintética
Tejidos como Primaloft, Thinsulate o Thermolite son la alternativa sintética a los abrigos de plumas. Aunque pesan ligeramente más que los rellenos de pluma, a cambio ofrecen mejores resultados cuando se mojan ya que la pluma mojada pierde sus propiedades aislantes. Son aislantes, transpirables y tienen una gran velocidad de secado. Además, conservan gran cantidad de sus propiedades, aunque la fibra esté húmeda.
Abrigos de lana merino
La lana merino es una fibra natural que se caracteriza por su ligereza (es la mitad de gruesa que la lana de oveja común), con excelente capacidad térmica y de transpiración. Además, es suave al tacto, absorbe la humedad sin perder su capacidad térmica y repele la absorción de olores.
Abrigos de borreguito sintético
Los reconocerás porque parecen un osito de peluche. Si hasta hace muy poquito tiempo el borreguito sintético se reservaba para forrar el interior de los abrigos de piel vuelta y de las parkas de estilo militar, este año van por libre y se han convertido en la pieza estrella de la temporada porque abrigan de verdad y no pesan en absoluto.
Abrigos de forro polar
Son abrigos realizados en un tejido de punto sintético con gran capacidad de aislamiento térmico denominada Polartec, que se fabrica a partir del reciclado de envases de plástico. Entre sus ventajas están su ligereza, calidez, transpirabilidad y capacidad de repeler el agua. En su contra, la facilidad con la que genera carga estática.