Diana López-Pinell no se encuentra bien. Está pasando unos días muy duros. Cree que la persiguen y tiene miedo. Por eso ha solicitado reiteradamente protección en los juzgados. Así se recoge en una serie de denuncias que ha ido presentando durante el mes de octubre.
La primera, el pasado día 17 en el cuartel de la Guardia Civil de Majadahonda, en Madrid. La madre de Diana Quer aseguraba que unos sicarios le habían seguido y se le habían quedado mirando amenazantes. Unos días antes había puesto otra denuncia por miedo de que su hija menor, Valeria, pudiera suicidarse.
El martes 29 de octubre debía haber declarado en el juicio contra Enrique Abuín, alias El Chicle, el presunto asesino de su hija mayor, Diana Quer, pero quedó pospuesto por falta de personal para configurar el jurado. Se celebrará el próximo dia 11 de noviembre.
Diana López-Pinell prestará declaración en calidad de testigo. "Eso le hace volver la vista tres años atrás, pensar lo que va a tener que revivir, algo difícil de soportar para una madre que ha perdido a su hija y más de esta manera". Nos lo cuenta su abogado, Pedro López de Bernardo, que no estará presente durante las vistas. Ella no tiene ganas de hablar con la prensa.
El Puente de Todos los Santos lo ha pasado en A Pobra do Caramiñal. El día 31 se presentó en el cuartel de Rianxo pidiendo protección a la Guardia Civil porque creía que la querían matar. Pero los agentes no han encontrado nada raro durante las vigilancias que han estado realizando. El lunes día 4 de noviembre la madre de Diana Quer ha prestado declaración ante la jueza, que ha acordado inhibirse a los juzgados de Madrid, ya que los hechos relatados habrían tenido lugar allí en su mayor parte aunque no ha establecido ninguna medida cautelar.
Por otro lado, el padre de la joven madrileña, Juan Carlos Quer, espera tranquilo. Ejercerá la acusación particular en el juicio contra Abuín. El letrado del Ilustre Colegio de Abogados de A Coruña Ricardo Pérez Lama será su representante. Acusan a El Chicle de secuestrar, violar y matar a Diana la madrugada del 21 al 22 de agosto de 2016 en A Pobra do Caramiñal (A Coruña) y piden para él prisión permanente revisable.
Juan Carlos Quer también prefiere guardar silencio en estos momentos. El empresario sólo nos dice que "ya sólo debe hablar la Justicia y, por respeto al tribunal y al jurado popular, no debo hacer ninguna declaración. Cualquier opinión de mi parte se podría interpretar como un ánimo de influir en el jurado, hecho que en modo alguno pretendo."
Valeria es el tercer vértice de este triángulo de amor y odio. Ahora tiene 20 años y se ha independizado. Reside con su novio en un piso de Las Rozas, aunque también pasa días con su padre. Esta joven de cuerpo tatuado y gran parecido físico a Diana, se erige como una gran defensora de su difunta hermana, siempre la lleva en su memoria y participa activamente en la lucha contra la violencia de género.
La relación con sus padres ha sido variable. Hace años denunció a su progenitor por pegarle pero ahora no se habla con su madre. Diana López-Pinell asegura que está preocupada porque cree que su vida es inestable y lo acusa al consumo de drogas. Valeria está estudiando estética y no es autosuficiente, por eso deben pasarle una manutención de la que su padre se encargaba hasta hace unos meses y de la que ahora debe hacerse cargo su progenitora.
El comienzo del juicio se enmarca en un clima de crispación en la familia Quer. El pasado 8 de octubre, Diana López Pinel denunciaba a su exmarido por un presunto delito de violencia de género. La mujer se presentaba a medianoche en el cuartel de la Guardia Civil de Majadahonda (Madrid) asegurando que el hombre le había agredido y había intentado atropellarla.
Según su testimonio, estaba en su casa con Valeria cuando Juan Carlos telefoneó a la joven para decirle que iba a llevarle a sus perros. Bajó a la calle a acompañarla y cuando el hombre le vio montó en el coche y cerró las puertas. Según recoge la denuncia: "él empieza a grabarme con su móvil. Le digo que se baje y empieza a dar marcha atrás. Le llamo irresponsable porque no se hace cargo de mi hija, golpeo el cristal y le digo que no se marche". Después asegura que su exmarido bajó del coche, le golpeó en un pómulo y le agarró fuerte de la muñeca, "me insulta y me llama loca, trastornada y desequilibrada, que estoy para que me encierren. Se sube al coche y empieza a dar marcha atrás. Pensé que me iba a atropellar”.
Horas después Juan Carlos Quer se personaba voluntariamente en las dependencias del Instituto Armado, donde quedó detenido un par de horas. Antes había pasado por la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía en Pozuelo de Alarcón para interponer una denuncia por calumnias contra su exmujer.
El relato de Juan Carlos es muy diferente. Dice que cuando llegó a la vivienda, su hija Valeria le contó que su madre estaba muy nerviosa y prefirió quedarse en el garaje. Pero López Pinell bajó y comenzó a insultarle. Le acusó de ser el culpable de la muerte de Diana.
La hija menor acompañaba en todo momento a su progenitor y negaba la veracidad de los hechos denunciados por su madre. Ese mismo día los tres tuvieron que declarar ante el titular del Juzgado número 7 sobre la mujer de Majadahonda. Juan Carlos quedó en libertad con cargos mientras se siguen investigando los hechos y pidió una orden de alejamiento. Las pruebas no son contundentes, por lo que el caso podría quedar archivado.
Lo más sorprendente se produjo a la salida de los juzgados. Las cámaras pudieron grabar una escena inusual. Diana López Pinell narraba a los medios que su exmarido está manipulando a su hija: "Ya habéis visto en qué condiciones está. Yo solo quiero que mi hija vuelva conmigo para estar bien y que esté a salvo. Y no lo está.” Es entonces cuando la joven salió corriendo y se abalanzó sobre ella: "¡mentirosa, deja de dar pena. No vengas aquí a decir mentiras. Jamás te ha intentado pegar ni atropellar, es todo falso!" .
Un espectáculo dantesco que demuestra que la familia está destrozada. Todos en tratamiento psicológico desde que fue asesinada Diana. Sus desavenencias son habituales.
Diana y Juan Carlos pasaron 24 años casados y se divorciaron en 2013. Fue Diana López- Pinell la que instó la demanda, un proceso largo y complicado. Desde entonces las denuncias se han ido sucediendo. Una decena han quedado archivadas.
En septiembre de 2013 la mujer denunció a su exmarido por insultarla. En 2015 le acusó de pegar a Valeria. Un año después, por suministrar tranquilizantes a Diana Quer siendo menor de edad y unos meses más tarde acusó a su expareja de difamación.
Las últimas denuncias siempre han sido por la custodia de Valeria, que les ha supuesto grandes quebraderos de cabeza. Primero porque era menor de edad y cambiaba frecuentemente de residencia. Ahora porque no tiene ingresos y deben mantenerla. La joven ha intentado quitarse la vida al menos en dos ocasiones.