Doctor en Zoología por la Universidad de Chicago, el octogenario Watson fue premiado con ese galardón, junto con el británico Francis Crick, por su propuesta de "doble hélice" en la estructura del ADN, y esta semana visitó Madrid, donde impartió una conferencia magistral, en la Fundación Rafael del Pino, sobre aquel trascendental descubrimiento genético hecho en 1953.
Este investigador, que además es Académico de las Artes y las Ciencias y de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU, así como Académico de las Artes y las Ciencias de Dinamarca y miembro de la Royal Society británica, explicó a EFE que el triunfo contra el cáncer "no es cuestión ya de dinero, sino de verdadero deseo".
El descenso de los costes en la investigación ha permitido que el dinero no sea un obstáculo y que los avances sólo se vean afectados por la rapidez con la que las sociedades están dispuestas a aplicar estos conocimientos, según Watson, que también ejerce como consultor del Comité Asesor Científico del presidente de Estados Unidos.
En su opinión, una de las principales trabas que persisten para terminar con el cáncer tiene que ver con las excesivas regulaciones que limitan las investigaciones y la experimentación.
Según el profesor, tras cuatro décadas de avances científicos contra el cáncer, reforzados con el logro de la secuenciación del genoma humano que propició el salto de la investigación genética a la bioquímica para el desarrollo de fármacos más efectivos e individualizados contra la enfermedad, otros diez años más de trabajos parecen suficientes para acabar con ese mal.
"No podemos conformarnos -subrayó- con alargar a un horizonte de otros veinte años o más la solución. Una década parece tiempo suficiente, siempre y cuando exista un deseo auténtico de vencer esta enfermedad así como una apuesta decidida de aplicar cuanto antes todo el conocimiento del que se dispone".
Este investigador, que fue la primera persona del mundo en disponer del mapa genético de sí mismo, recordó que, en el momento en el que obtuvo ese mapa, su coste ascendía a un millón de dólares, mientras que ahora sería de 10.000 dólares y dentro de cinco años probablemente costará alrededor de mil.
Los datos dan idea del abaratamiento de las técnicas según va pasando el tiempo, lo que hace pensar -precisó- que en un futuro próximo cualquier individuo podría tener descifrado a un precio asequible su mapa genético y, de esa manera, disponer de información sobre las enfermedades que tiene más disposición a desarrollar.
Watson, quien dirigió el Proyecto Genoma Humano desde 1988 hasta 1992, cuando dimitió en protesta por los intentos de algunos colegas de patentar los genes, está convencido de que estos últimos también influyen en el comportamiento de las personas y piensa, además, que, en este siglo, se verá cómo prolifera el estudio de las relaciones entre el ADN y las funciones cerebrales.
Las investigaciones del Premio Nobel a lo largo de los años han permitido interpretar el código genético insertado en las secuencias del ADN y descubrir el llamado "mecanismo de traducción".
Mediante ese mecanismo, la molécula llamada ARN mensajero transfiere el código genético del ADN a las estructuras productoras de proteínas en el interior de la célula.
El prestigio profesional de Watson, profesor del Departamento de Biología de la Universidad de Harvard desde 1961, se ha visto salpicado en el pasado por algunas declaraciones suyas sobre la mayor o menor inteligencia de ciertas razas por motivos genéticos.
Amaya Quincoces