Es Cristo, es una mujer y es negra: la polémica del carnaval de Río de Janeiro
Para la Iglesia Evangélica, "¡Este no es el Jesús de la Biblia!"
El carnaval de la ciudad brasileña de Río de Janeiro ya tiene, como todos los años su polémica. En esta ocasión es la presencia de un Jesucristo con túnica malva, corona de espinas representado por una mujer negra y de sangre indígena.
Evelyn Bastos es la protagonista de esta polémica que mezcla la reivindicación feminista con una crítica a los modelos femeninos y masculinos con los que cuenta la sociedad brasileña y, por extensión, en el resto del mundo.
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Evelyn pertenece a la samba Mangueira que hasta hoy ostentaba el premio como campeona del carnaval de Río de Janeiro, probablemente el más famoso del mundo.
En sus redes sociales, Basto ha criticado que las mujeres siguen "cargando su propia cruz" en referencia a la violencia de género, las violaciones, agresiones sexuales y la discriminación laboral y salarial. Y se pregunta si todo seguiría igual si "Jesús fuese una mujer".
En su crítica señala las políticas machistas que "sexualizan el cuerpo e las mujeres" y lanza un llamamiento para que las mujeres luchen paras ser "lo que queremos ser".
Para lograr esa igualdad pide que se luche contra la violencia que sufren las mujeres en Brasil ya que "el cuerpo femenino no nació para ser guiado por otro".
Los datos que atribuye a la violencia contra las mujeres en Brasil son espeluznantes: "Cada 7 segundos, aproximadamente, una mujer es víctima de violencia física".
Su representación de la figura de Cristo ha indignado a la Iglesia Evangélica, muy poderosa en Brasil. Algunos de sus feligreses han rechazado el mensaje de Evelyn y su samba Mangueira asegurando que "¡Este no es el Jesús de la Biblia!".
La indignación de estos cristianos también hacía referencia a otro de los elementos representados en la carroza de Mangueira que realizaba en recorrido oficial por el sambódromo de Río de Janeiro bajo el lema 'The Truth Will Make You Free' (La verdad te hará libre) es la recreación de un monte calvario coronado por un Jesucristo crucificado de piel negra y con agujeros de bala en el cuerpo, en una clara crítica al creciente número de ciudadanos negros abatidos en esta ciudad por las balas de las fuerzas de seguridad.
A pesar de la polémica, Evelyn Santos ha querido dejar claro que no buscaba la provocación ni faltar el respeto a nadie. Asegura que para un carioca, bailar es un hecho cultural y que renunciar al baile, como ha sido su caso, es una señal de respeto para todos aquellos que ven el baile como un elemento sexualizado: "Tuve que renunciar a lo que he hecho desde que era una niña, que es bailar samba, para lanzar este mensaje de amor", recoge Meiahora.