El caso de Josep, profesor de matemáticas e inquilino de la casa Orsola, es el de muchos arrendatarios a los que se les cumple el contrato de alquiler. La actual ley de arrendamiento fija en cinco años la duración de ese contrato. Pasado ese tiempo, las condiciones se pueden modificar. Solo se prorroga año tras año, si casero y el inquilino no deciden lo contrario.

El edificio donde vive Cristina en el centro de Madrid es propiedad de un fondo de buitre desde el pasado abril. Paga 600 euros por un pequeño bajo sin luz natural. Al igual que el resto de los inquilinos del inmueble tiene su contrato de alquiler en vigor, como cuentan en el vídeo Almudena Calvo, Sara García, Paula Alás.

“Les hemos pedido la renovación de contratos y lo que nos han dicho es que salgamos todos del edificio cuanto antes”

A su vecina Antonia el contrato le vence en 2026: “En 2026 me puedo ver con un pie en la calle y con muy pocas posibilidades. Si me tengo que ir a vivir no solo fuera de Madrid sino también fuera de la provincia, también puedo perder mi trabajo”.

Casos como éstos tienen difícil continuar en sus casas. Los nuevos propietarios tienen que respetar la duración del contrato, pero cuando se extingue pueden modificar las condiciones.

El principal motivo de desahucio en España es por impago de renta. La ley prohíbe desalojarlos si son vulnerables. Diferente es que te echen por finalización de contrato.

Una situación que afecta cada vez a más inquilinos abocados a vivir en peores condiciones.

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