El después a que te echen de casa por tu orientación sexual: "Por primera vez me sentí en un hogar"
La Fundación Eddy ofrece alojamiento gratuito y asistencia psicológica a jóvenes LGTBI discriminados de entre 18 y 30 años
Elías y Marta son dos jóvenes veinteañeros que aseguran verse obligados a abandonar la casa en la que crecieron
Emeterio Lorente y Fernando González, pareja homosexual jubilada, son los promotores de esta iniciativa solidaria
Marta, madrileña de 25 años que prefiere no facilitar su apellido, asegura que la echaron de la vivienda en la que creció al cumplir la mayoría de edad por su homosexualidad, es lesbiana. “Tras una discusión muy fuerte, salí de casa, pero me cambiaron la cerradura y no podía volver a entrar”, explica. Vivió cuatro meses con su mejor amiga. Dice que consiguió regresar, pero una bronca posterior fue la gota que colmó el vaso: “Volví a salir, pero con maleta”. Insiste en que cualquier tema relacionado con su pareja generaba una gran polémica, algo que no esperaba porque recuerda su infancia y adolescencia muy feliz. No fue ella quien reveló su situación sentimental, sino los residentes de su localidad que la vieron paseando de la mano con una joven. Vivió una temporada en casa de su novia, pero “no estaba cómoda, sentía que invadía el hogar de otra familia”.
Mientras tanto, explica que las facturas en su universidad privada empezaron a acumularse. Estudiaba Comunicación Audiovisual, realizaba prácticas para costear la matrícula, pero su sueldo no era suficiente. Además, perdió su beca de ayuda al estudio porque la situación personal le impidió mantener la media académica que le exigían para acceder a este recurso. “Me sentía totalmente sola aun estando rodeada de gente, con rabia y tristeza, me faltaba comprensión porque no conocía a nadie que hubiese pasado por lo mismo”, relata.
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Pero su situación cambió al enterarse de la existencia de la Fundación Eddy, el primer hogar de acogida en España para jóvenes LGTBI, de entre 18 y 30 años, que han sido víctimas de una situación de discriminación por su orientación sexual y se encuentran en riesgo de exclusión social. Marta estuvo en esta entidad nueve meses. “Me enseñaron a pedir ayuda, a no tragármelo todo para mí y a contar cómo me sentía”, relata. Recuerda con cariño las terapias de grupo con los demás compañeros de piso, personas que se encontraban en su misma situación. Con asesoramiento legal pudo saldar la deuda con la universidad al tener que recibir la cuantía correspondiente al importe pendiente de pago de la matrícula.
La fundación nació en el año 2015 después de que Emeterio Lorente y Fernando González leyesen la novela Para acabar con Eddy Bellegueule, un niño que oculta su verdadera identidad con el objetivo de librarse del acoso escolar y la homofobia. Ambos conforman una pareja homosexual y llevan juntos casi medio siglo. Se prejubilaron y decidieron ayudar a los jóvenes que se encuentran en una situación parecida a la del protagonista del libro.
El Informe de la Mesa Técnica de atención a personas LGTBIAQ+ en riesgo de exclusión residencial de Madrid revela que en el año 2023 120 personas de este colectivo solicitaron ayuda para encontrar una vivienda en la capital tras encontrarse en la calle. No todas obtienen solución porque faltan recursos habitacionales.
La Fundación Eddy es una entidad sin ánimo de lucro que ofrece vivienda gratuita durante un plazo máximo de un año, alimentación, ropa, atención psicológica, terapias grupales, formación, asistencia jurídica y sanitaria, orientación laboral, talleres de sexualidad y actividades de ocio, imprescindibles para tejer una red social fuera del hogar de acogida. El coordinador de las viviendas, Jason Villasís, explica que disponen de “los recursos básicos que una persona necesita para poder tener la cabeza tranquila”.
A estos servicios también optó Elías, joven de 24 años que nació en la localidad hondureña de Puerto Cortés. Abandonó su país en el año 2019 porque no podía mostrarse como realmente es. “Siempre me tocaba fingir en casa algo que no era, vivía ocultándome”, cuenta. Esto, sumado a otros problemas, le llevó a hacer las maletas y volar hasta España para vivir en casa de unos familiares. Lo que no esperaba cuando llegó a Madrid era recibir comentarios homófobos y burlas por su orientación sexual. Asegura haber convivido con este tipo de humillaciones hasta un día en el que fue agredido tras una fuerte discusión.
Al salir del hospital se quedó en casa de una persona con la que había hablado un par de veces, pero solo pudo hacerlo por una noche. “Durante dos días viví en un autobús, hacía la ruta desde el centro de la ciudad hasta Villanueva de la Cañada una y otra vez, pero era el único sitio donde me sentía seguro”, relata. Por las noches deambulaba por los parques hasta que podía ir a casa de una amiga para dormir bajo un techo. Desesperado, contó su situación en redes sociales y uno de sus seguidores le puso en contacto con la Fundación Eddy para realizar la entrevista que determina la entrada al programa de acogida.
"Durante dos días viví en un autobús"
“Tenía la cara destrozada, no me preguntaron demasiadas cosas, pero me escuchaban”, cuenta tras confesar que le invadía el miedo porque no conocía nada sobre la entidad a la que pedía ayuda. Acudió a la reunión con tan solo una bolsa de plástico donde guardaba sus pertenencias. “Algunos de los chicos a los que ayudamos han vivido en la calle”, cuenta Villasís.
Más de 200 personas ayudadas a cambiar de vida
Por las habitaciones de la Fundación Eddy ya han pasado más de 200 muchachos, aunque brindan asistencia a más jóvenes a los que, por una cuestión de logística, no pueden alojar. Ofrecen 12 plazas con recurso habitacional distribuidas en dos viviendas del centro de Madrid. Acogen a personas españolas y procedentes de otros países, donde pueden ser perseguidas por su orientación sexual. “Algunas han sufrido violencia intragénero y otras han sido rechazados por su familia”, aclara el responsable de los hogares.
Al llegar a su nueva vivienda con el resto de los compañeros de piso, se sorprendió por la buena calidad de las instalaciones: “Mi habitación tenía un balcón y hasta contaba con sábanas”, recuerda. En cuanto abrió la puerta vio una bandera del colectivo LGTBI colgada en la pared: “Por primera vez me sentí en un hogar, había maquillaje y pelucas, podía bailar y hablar a mi manera”. Durante toda su estancia recibió asistencia psicológica gratuita.
Villasís imparte una formación, llamada Plan de Ahorro, con el objetivo de que los jóvenes puedan ser autónomos lo antes posible. Durante la estancia deben cumplir unas normas de convivencia relativas al orden, la cocina y la limpieza. La fundación solo cuenta con dos trabajadores y no recibe ayudas institucionales. Son las empresas colaboradoras y las personas voluntarias que, de forma altruista, llevan a cabo la mayoría de las actividades. Muchos de los exusuarios ayudan ahora a otros jóvenes, dos de ellos, por ejemplo, brindan sesiones de fisioterapia y nutrición gratuitas.
Marta consiguió en el año 2021 una beca para realizar un máster de Marketing Digital y Comercio electrónico, formación que compaginó con un trabajo en hostelería. Ahora vive en un piso compartido con amigos y trabaja en el Banco Santander. "Después de todo, me siento afortunada, pero, a veces, sigo sintiéndome sola. Todavía no tengo la confianza de mi familia, aunque estoy intentando recuperarla", cuenta.
Elías recuerda con cariño la visita a la fundación de Los Javis, muy reconocidos en el mundo audiovisual, también la cita con la diseñadora española Agatha Ruiz de la Prada, que le resultó muy inspiradora. Ahora trabaja en el mundo de la moda, ya se ha independizado y vive con su novio en un piso en Madrid: “Soy la persona más feliz del planeta, gracias a la Fundación Eddy he vuelto a nacer”.
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