La normativa sobre la obligatoriedad de llevar una rueda de repuesto o un sistema alternativo para el cambio de neumáticos en vehículos puede parecer confusa para algunos conductores. Sin embargo, solo hay que recurrir al Reglamento General de Vehículos para arrojar algo de luz sobre este dilema, ya que en él se establecen las obligaciones tanto para turismos como para vehículos comerciales y de transporte de mercancías.
Entramos en detalle sobre qué tipos de vehículos deben cumplir con esta normativa, las alternativas a la rueda de repuesto, y las sanciones a las que se pueden enfrentar los conductores en caso de no llevar un sistema de sustitución adecuado.
Al contrario de lo que muchos podrían pensar, no es obligatorio para todos los vehículos llevar una rueda de repuesto. El Reglamento General de Vehículos establece que se debe disponer de un sistema que permita solucionar una emergencia cuando un neumático resulte dañado. Esto implica que el conductor debe tener una rueda de repuesto o un sistema alternativo para reparar o sustituir la rueda en caso de avería, y así poder continuar con su trayecto de manera segura. No contar con ello supone una multa de hasta 200 euros.
La normativa, por tanto, permite otras soluciones, como el uso de kits antipinchazos o el empleo de neumáticos autosellantes o de tipo runflat, que posibilitan seguir circulando tras sufrir un pinchazo sin necesidad de realizar un cambio completo inmediato.
Si bien la normativa ofrece flexibilidad a los conductores de turismos estándar, hay que recalcar que existen vehículos para los que la rueda de repuesto sí es obligatoria. Estos serían los siguientes:
En los últimos años han sido muchos los fabricantes de automóviles que han comenzado a prescindir de la tradicional rueda de repuesto en favor de soluciones más compactas y ligeras. Esto no solo responde a la intención de reducir el peso del vehículo y mejorar el consumo de combustible, sino también al avance de tecnologías que permiten reparar temporalmente un neumático sin necesidad de cambiarlo por completo.
Uno de los métodos más utilizados en los vehículos modernos es el kit de reparación de pinchazos. Estos kits contienen una serie de herramientas, como una goma sellante y un compresor de aire, que permiten taponar el agujero del neumático y restaurar la presión suficiente para continuar el trayecto hasta un taller. Aunque se trata de una solución práctica y ocupa menos espacio en el maletero, no es un remedio efectivo para pinchazos graves o en los laterales del neumático, por lo que no siempre representan una solución definitiva.
Otra alternativa son los neumáticos runflat, que permiten seguir circulando a una velocidad reducida tras sufrir un pinchazo. Su ventaja principal es que no requieren de sustitución inmediata, lo que otorga al conductor mayor seguridad y flexibilidad para llegar a un taller cercano. Sin embargo, tienen un coste más elevado que los neumáticos tradicionales, y su instalación requiere de llantas especiales.
Finalmente, los neumáticos autosellantes integran una espuma sellante en su interior, que se activa en caso de pinchazo, cerrando el agujero automáticamente sin necesidad de que el conductor se detenga para realizar ninguna reparación. Son una opción práctica aunque requiere de revisiones posteriores en el taller para asegurarnos de que el daño no ha sido mayor.