Privacidad y confianza son los dos extremos que condicionan nuestras claves de accesos a los dispositivos móviles o las redes sociales. Un estudio de la Universidad de Nueva York apunta a que la mayoría estamos a favor de compartir el pin con nuestra pareja. Los expertos recuerdan que se trata de una decisión voluntaria que encarna el riego del control
Se trata de un debate común entre las parejas y en seno de las familias. El citado estudio asegura que el 51 % de los consultados están a favor de compartir el pin al considerarlo más saludable a hora de consolidar la confianza, ya que es una muestra de que no hay nada que ocultar.
Pero tiene sus riesgos. Que nuestra pareja o familiar pueda acceder a nuestro móvil implica también un riesgo ya que abre la puerta al control y a la pérdida de la intimidad. Y no es una preocupación menor, ya que más del 40 % de los consultados admiten que al tener acceso al dispositivo pueden rastrear los mensajes y el historial de búsquedas de su pareja.
El estudio recuerda que el hecho de compartir con los nuestros las claves de acceso a nuestro móviles no significa que estemos autorizando a que nos espíen. Menos aún a que nos controle. Finalmente, asoma también otro peligro que es la seguridad. Al extender a otros el secreto de nuestras claves abrimos la puerta a la ciberdelincuencia.
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