El desgarrador testimonio de una médico ante la inmigración en El Hierro: "Esto es una crisis humanitaria y está en Canarias"
Inmaculada Mora, una médico de El Hierro, ha relatado su experiencia con la inmigración y la llegada incesante de pateras
La sanitaria envía un mensaje de auxilio: "Son personas migrantes, igual que lo fueron nuestros abuelos, padres, hermanos e hijos"
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La isla de El Hierro vive desde hace numerosos meses una situación extraordinaria con la inmigración. La llegada masiva de migrantes que tienen como objetivo la Unión Europea genera una gran preocupación. Las autoridades piden recursos para poder atender en condiciones a todas las personas. Y es que todos ellos se juegan la vida. Recientemente, una niña de dos años y otro joven fallecieron una vez alcanzaron el archipiélago. Los sanitarios no dan abasto. De hecho, Inmaculada Mora, una médico de urgencias del Hospital Insular Nuestra Señora de los Reyes, ha lanzado un mensaje de auxilio a través de las redes sociales.
Con sus palabras comprobamos cómo se vive la inmigración desde el lado humano de una médico que trata a los migrantes de forma directa. "SOS. Soy médico de urgencias en la isla de El Hierro. Hoy he llegado a la guardia y mis compañeros, llorando. Pues me he puesto a trabajar y al final he acabando llorando yo también. Señores políticos, déjense de chorradas. Esto es una crisis humanitaria y está en Canarias", destacaba Inmaculada en su perfil de X el pasado martes.
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El hilo de Inmaculada Mora: la inmigración, desde el lado humano de una médico que trata a los migrantes
La llegada incesante de pateras a la isla menor de Canarias supone un gran desafío diario. Los médicos no dan crédito a los relatos que van escuchando, cada vez más trágicos: "Llevamos mucho tiempo y cada historia es peor que la anterior. Tengo compañeros y compañeras de 30 años exhaustos y de más de 60 que están enfermando de las horas que le echan. Salen del hospital después de 24 horas y se van a la ambulancia de patera o al CATE a seguir curando", precisaba Inmaculada sobre los esfuerzos que se realizan. La solidaridad es crucial para ellos.
De hecho, critica la forma en la que se contempla a la inmigración en estos tiempos: "No puede ser que se esté fomentando el odio a las víctimas de los negreros. Son personas migrantes, exactamente igual que lo fueron nuestros abuelos, padres, hermanos e hijos en la actualidad". Inmaculada destaca un caso que vivió a nivel personal con una menor y que la llenó de vida: "Hace 10 años traje a una niña de Guinea Bissau a mi casa desde la epidemia de Ébola. En septiembre irá a la Universidad en Toledo, con el puesto número uno en su grado. No me ha robado, ni agredido, ni yo la he educado, porque educación le sobraba, se la dieron sus padres guineanos".
El Hierro es la última oportunidad para muchos migrantes cuyas embarcaciones desaparecen en el mar antes de alcanzar Canarias. La sanitaria, con su hilo, manifiesta la necesidad de comprender el fenómeno. Inmaculada deja bien claro que la inmigración no se traduce en violencia y en delincuencia, sino en historias de superación.
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