La plaza de toros de Pamplona ha celebrado hoy el primer encierro de Sanfermines, un lugar de festejo que en 1939 acogió a miles de presos del régimen franquista. El coso taurino es uno de los 303 campos de concentración que el investigador Carlos Hernández ha documentado tras varios años de trabajo. Hernández explica que los campos de concentración, junto con las cárceles, eran parte del régimen de represión franquista que tenía además varios objetivos: el exterminio ideológico, querían lavar el cerebro de los presos; el trabajo esclavo, con batallones que se dedicaron a construir obra pública y también trabajaron gratis para la empresa privada, y el asesinato si consideraban que su acercamiento a la República era insalvable.
Aunque sobrevivir en condiciones de hacinamiento y con un "hambre atroz", como describe Hernández tras escuchar a supervivientes, era casi una heroicidad. Lo peor, explica el investigador, era saber que podían ser fusilados en cualquier momento. Sólo en Navarra, donde hubo cuatro campos de concentración, fueron ajusticiadas 3.500 personas, mientras que por los campos pasaron entre 750.000 y un millón de presos. El primer campo se abrió en el protectorado español al día siguiente de estallar la rebelión, el golpe de estado, es decir el 19 de julio de 1936 y el último no se cerró hasta 1947, ocho años después de terminar la guerra civil. Carlos Hernández opina que sería imprescindible que estos lugares se convirtieran en puntos de información sobre lo ocurrido, con placas, leyendas o similares, “sería la mejor manera de dignificar a las víctimas”, concluye.
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