Jacobo Barchín, un guardia civil de 33 años destinado en El Campello, en Alicante, salió de casa con su bici, una de sus pasiones, el 2 de diciembre de 2020. En ese momento no sabía que su vida iba a cambiar. Un accidente con una arqueta abierta y sin señalizar en una carretera estrecha le provocó una lesión medular y le dejó en silla de ruedas. Tres años y medio después de aquel suceso, sigue de baja, pero su recuperación está siendo vertiginosa y quiere reincorporarse al Cuerpo cuanto antes para ayudar en lo que sea necesario y seguir siendo autosuficiente. Sin embargo, lo que desea y ha pedido desde hace numerosos meses no se cumple, tal y como ha explicado su esposa, Raquel, a la web de Informativos Telecinco.
"Está siendo una batalla ardua, una lucha muy complicada, no se lo están poniendo nada fácil. Su intención es que le propongan para un apto con limitaciones, que le adapten su puesto de trabajo, ya que sus capacidades cognitivas y miembros superiores, así como el tronco, están intactas. Y no quieren. Ha pasado por tres tribunales médicos, dos veces por Valencia y la última por el Hospital Gómez Ulla de Madrid, en enero de este año, y le proponen para una incapacidad permanente con el consecuente pase de retiro", detalla Raquel.
Desde el Instituto Armado, explica, han subrayado que como no puede trabajar como guardia civil en patrulla y hacen hincapié en el grado de discapacidad para proponer el pase de retiro, pero el matrimonio está en completo desacuerdo: "Hemos tratado la cuestión con los servicios jurídicos de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) y estamos presentando alegaciones y reclamaciones. Hemos presentado un informe que le hizo el perito a mi marido y estamos esperando a ver qué dicen ahora", precisa la mujer de Jacobo, muy afectada por la situación en la que se encuentran.
Tras el accidente del 2 de diciembre de 2020, los médicos observaron una lesión medular en la vértebra dorsal 12 y Jacobo quedó en silla de ruedas. No obstante, lo que pensaban los doctores en un principio, resultó ser otra; en un primer momento creyeron que era una lesión completa, que se seccionó completamente la médula, pero luego, con el paso del tiempo, "se ha demostrado que la lesión era incompleta, y es que tiene algo de fuerza y sensibilidad en las piernas", detalla Raquel. "Por lo tanto, no es una paraplejia", puntualiza.
Cuando llevaba de baja un año y medio, le llamaron por primera vez del tribunal médico de Valencia. Acudió y los médicos se sorprendieron con su recuperación y le dijeron que podría seguir trabajando con adaptaciones. Lo "único que le pidieron fue el certificado del grado de discapacidad", que no lo tenía entonces. Salió de allí y al poco tiempo logró el certificado, donde quedaba reflejado que tiene un 70% de discapacidad física. Entonces, volvió al tribunal y le dijeron que con ese grado de discapacidad no le iban a dar un puesto y, además, "le sugirieron que buscara una asociación para estar entretenido". Él, hecho añicos, no entendía nada: "Le proponían para incapacidad permanente y el pase de retiro". Era julio del año pasado y presentó alegaciones.
En diciembre, recibió una cita de la Junta Médico Pericial, pero en este caso ya de la Superior, la que depende del ministerio de Defensa, en el Hospital Gómez Ulla de Madrid. Acudió en enero, ya de este 2024, y le derivaron a dos especialistas (traumatóloga y neuróloga). Ambas le dijeron de nuevo que la recuperación era buena y que no veían inconveniente para que volviera al trabajo. Sin embargo, no solo no le propusieron para un apto con limitaciones, sino que volvieron a proponer la incapacidad permanente y el pase a retiro. Con malestar, el matrimonio presentó alegaciones otra vez el pasado jueves y esperan respuesta. De no tener resultados, la siguiente vía es la judicial, como podrían ser los Juzgados Centrales de lo Contencioso-Administrativo, en Madrid.
Jacobo está de baja laboral desde que sufrió el accidente. Percibe una cantidad inferior a su salario, pero sigue cobrando de la Dirección General de la Guardia Civil, del servicio de retribuciones, y tanto él como su esposa viven de ese dinero mensual. Ella ahora mismo se encuentra sin empleo.
En caso de que declarasen su pase a retiro y no resultara fructífera ninguna reclamación, "se quedaría sin salario, sin cobrar la baja". "Le tocaría irse a la Seguridad Social a que reconozcan la incapacidad permanente que proponen, pero tampoco sabemos que determinarían ellos", precisa Raquel, que subraya que lo único que quiere su marido es ejercer su derecho a seguir siendo guardia civil, aunque sea en un puesto con limitaciones, porque consideran que "puede seguir aportando mucho a esta sociedad y a la institución".
Tal y como detalla Raquel, Jacobo no contempla otro escenario que no sea volver a trabajar. No quiere ni pensar en solo vivir de una pensión por discapacidad y no volver a ejercer de agente, que es lo que más le gusta en la vida. El 28 de junio hace 34 años. La pareja es muy joven, tiene toda la vida por delante. No tienen hijos ni casa propia. Y les gustaría planear un futuro tranquilos, pero no pueden avanzar en la situación actual, ante tanta incertidumbre.
Jacobo cumplirá el próximo mes de octubre nueve años como guardia civil. Cuando ingresó y terminó su formación quedó el número 25 de España en su promoción: "Él quiere seguir con su plaza, porque nadie se la ha regalado". Antes de pertenecer al Instituto Armado, el joven estuvo en el Ejército de Tierra cuatro años, desde noviembre de 2011 hasta octubre de 2015, en El Goloso, en Madrid, en una Brigada de Guadarrama.
Al aprobar la oposición en 2015, hizo la instrucción en Baeza, en Jaén, y un año después hizo las prácticas en su pueblo, en San Clemente, municipio de Cuenca. Allí estuvo un año y medio, y ya como profesional, su primer destino fue Albocácer, en la provincia de Castellón. Su ilusión y la de su mujer siempre fue la de vivir en la costa. Entonces, tres años después, pasó en febrero de 2020 a El Campello, en Alicante, donde sigue estando destinado (pero de baja).
"Teníamos una vida de ensueño. La vida perfecta que siempre quisimos", recuerda Raquel. Jacobo hizo frente a la pandemia en primera línea. Pero meses después se produjo el accidente de bici. De vivir en El Campello, ahora el matrimonio se ha ido de alquiler a La Barraca d'Aigües Vives, donde el agente continúa con su rehabilitación de lunes a viernes por las mañanas, cerca de Alzira. Los compañeros de Jacobo en El Campello, así como sus mandos superiores, "se sienten muy orgullosos de él y se lo hacen saber cada día, porque le envían mensajes de cariño y ánimo". Él se ve capaz de asumir "labores burocráticas" y las dependencias allí son ideales. No haría falta remodelación, "cuenta planta baja, tiene rampa y un baño para personas con discapacidad". Además, es un centro grande, con diferentes áreas, como Plana Mayor o Atención al Ciudadano. Jacobo quiere estar allí, pero, si no pudiera, y tuviera que ser otro lugar, "tiene disponibilidad geográfica total".
El agente solo se centra en su recuperación, en su rutina. Hace numerosos ejercicios: "Está dando muchos pasos, pero lo que pasa es que necesita asistencia. Necesita ayuda de una órtesis y andador para ponerse de pie y caminar", cuenta Raquel. "Insisto, solo quiere recuperar las mayores facultades posibles a nivel físico y reincorporarse a su trabajo. Seguir siendo autosuficiente. Ya está". Respecto al accidente en sí, que se produjo por una arqueta abierta, no han contemplado por ahora denunciar, ya que es un tema delicado y necesitan un abogado especialista en accidentes. Hasta que Jacobo no tenga el alta definitiva no lo puede judicializar. Primero quieren resolver la situación laboral.
Mientras tanto, Jacobo sigue siendo "completamente independiente y autónomo": "Conduce él, se ha adaptado el coche hace un año y medio, maneja su silla de ruedas solo, se compró una ultraligera para poder subir y bajar del coche más cómodamente". De volver a tener su puesto, sería el primer guardia civil que ejerce en silla de ruedas, detalla Raquel. Porque en la Policía Nacional se han visto casos de agentes, así como en el Ejército de Tierra, como el caso de Isabel Fernández, que es deportista paralímpica.
Tanto Jacobo como Raquel, que llevan 12 años juntos, han pasado por momentos muy difíciles desde que se produjo el accidente. Pero también han sentido el calor de sus familias y de los compañeros del agente, quienes estuvieron presentes en la boda de la pareja en julio de 2023. Todos ellos realizaron un pasillo de sables en la ceremonia. A pesar de que Jacobo estaba en silla de ruedas, vivió "el mejor momento" de su vida. Ahora solo miran en salir hacia adelante.
Suscríbete a las newsletters de Informativos Telecinco y te contamos las noticias en tu mail
Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y conoce toda la actualidad al momento