En busca del primer “pago cerealista” de Europa

Carlos y Paco son amigos de siempre, su pueblo Palazuelos está pegado a Sigüenza, en Guadalajara. Entre los dos, aportando diferentes sabidurías, han levantado su pequeña empresa.

Seis empleados en un pueblo de 40 habitantes, que han logrado obtener un producto de mucha calidad: una harina mono varietal ecológica que es el deseo de los mejores obradores e importantes cocineros españoles.

Usan técnicas tradicionales para moler la harina

Han recuperado trigos ancestrales, como el negrillo, y han innovado introduciendo la espelta, hasta lograr ocho variedades de trigo ecológico que dan lugar a harinas muy valoradas, por su sabor y su potencia nutriente.

“Rescatar el pasado, traerlo al presente y construir el futuro”, ese es su lema. Y lo logran.

Trescientas hectáreas de terreno para rotar la tierra y no cansarla, aprovechar las “malas hierbas” y usar técnicas tradicionales, como el molino de piedra, para moler la harina.

Un modelo de negocio exitoso que busca un reconocimiento: ser el primer pago cerealista de Europa (emulando al vino), por la absoluta trazabilidad de su producto y por cubrir todo el proceso, desde el cultivo, hasta la transformación y la venta.

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