Los tramos de carretera más peligrosos de España
1.974 kilómetros de los más de 26.000 de la Red de Carreteras están categorizados con un riesgo de medio-alto a alto
La comunidad con un mayor porcentaje de vías peligrosas es Cataluña, con un 11%, seguida de Castilla y León
Las 7 carreteras más peligrosas del mundo
La seguridad vial en España es una preocupación constante, por mucho que nos esforcemos por conducir con el máximo cuidado. Y es que no todo depende de nosotros, sino que las condiciones climatológicas y de la propia vía también influyen. Esta es una realidad que vemos reflejada en los estudios anuales que identifican los tramos de carretera más peligrosos del país. Estos informes no solo nos permiten conocer de manera rápida las áreas de mayor riesgo tanto para conductores, como para pasajeros, sino que también son la viva demostración de la necesidad de políticas de infraestructura y educación vial orientadas a reducir la siniestralidad.
En total, la Red de Carreteras del Estado español abarca más de 26.000 kilómetros, con una mezcla de carreteras convencionales y autopistas/autovías. La Fundación RACE, en su informe "Evaluación del estado de la Red de Carreteras del Estado 2020-2022", señala que aproximadamente 1.974 kilómetros están categorizados con un riesgo de medio-alto a alto (lo que supone un 8% del total de nuestra red de carreteras). Esta clasificación se ha elaborado en base de los 2.987 (siendo 982 de ellos mortales) siniestros ocurridos en nuestras carreteras entre 2020 y 2022. En concreto, se han identificado 56 tramos que presentan un índice de riesgo considerable, clasificando 9 de estos como de riesgo alto y el resto como de riesgo medio-alto.
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Entre los tramos de carretera con un índice de riesgo alto, encontramos ubicaciones a lo largo de toda España, desde Galicia hasta Andalucía, pasando por Castilla y León, Cantabria, la Comunidad Valenciana y la Región de Murcia. Este diverso rango geográfico indica que el problema de la seguridad vial es una preocupación nacional que requiere atención en múltiples frentes. Eso sí, el estudio determina que la comunidad con un mayor porcentaje de vías peligrosas es Cataluña, con un 11%, seguida de Castilla y León, con un 9.9% de vías con riesgo elevado.
Los puntos negros de las carreteras españolas
Estos son los detalles de esos 9 puntos negros en nuestra red de vías, ordenados por peligrosidad, de mayor a menor:
Vía Punto kilométrico Comunidad autónoma Índice de riesgo
N-6 517,1-528,5 Galicia 123,8
N-323 172,5-190,3 Andalucía 119,9
N-631 0-14,4 Castilla y León 118,3
N-345 0-7,2 Región de Murcia 101,2
N-432 388,3-399,8 Andalucía 100,3
N-502 62,4-77,4 Castilla y León 98,8
N-634 232,8-243,1 Cantabria 98,2
N-340 940,8-954,2 Comunidad Valenciana 97,7
N-642 0-8,2 Galicia 93,0
Características comunes de los tramos peligrosos
Los estudios indican que las carreteras más peligrosas suelen ser convencionales, con una sola calzada y cruces a nivel, además también es habitual presentar una baja intensidad media diaria de vehículos. En contraposición, las carreteras con mayor tráfico, sorprendentemente, tienden a ser más seguras, posiblemente debido a que cuentan con mejores infraestructuras y también mayores medidas de seguridad pasiva.
Otra de las preocupaciones que surgen a raíz del informe RACE-EuroRAP es el incremento de accidentes que involucran a ciclomotores y motocicletas, lo que constituye el 23% de los siniestros en el trienio evaluado. Este dato pone de relieve la importancia de políticas de seguridad vial que no solo se enfoquen en los automovilistas sino también en los usuarios más vulnerables de la vía como son los conductores de este tipo de vehículos.
De esta forma, la identificación de los tramos más peligrosos de las carreteras españolas es un paso crucial hacia la mejora de la seguridad vial. No obstante, la efectividad de las intervenciones depende de una combinación de factores, incluyendo inversiones en infraestructura, educación vial, y políticas de tráfico que aborden específicamente las necesidades de todos los usuarios de la carretera. La complejidad del problema exige soluciones integrales que involucren a múltiples actores, desde autoridades de tráfico hasta conductores y comunidades locales.